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EL RINCÓN

José María Pou, en su trinchera

Su casa le gusta. Mucho. La compró en 1996, cuatro días antes del estreno del primer montaje del Teatro Nacional de Cataluña, Àngels a Amèrica, del que era protagonista. Pero el actor y director José María Pou (Mollet del Vallès, Barcelona, 1944) se plantea la mudanza. La céntrica y silenciosa vivienda se le está quedando pequeña por culpa de su afición a libros, películas y cedés, que acumula por miles. Le interesa toda publicación relacionada con su oficio, le apasiona la música y, sin apenas tiempo para ir al cine, trata de recuperar de forma doméstica su antigua condición de "hombre de película diaria, como otros lo son de misa diaria". Así que su casa, donde también trama espectáculos y prepara personajes, es como una gran biblioteca forrada de estanterías. Pero no son suficientes. Pilas y columnas retan a la gravedad desde lugares insólitos: la encimera de un lavabo reconvertido en almacén, el cuarto de la plancha, el suelo del despacho... Y, sin embargo, reina aquí una calma acogedora.

En una esquina del salón, Pou ha construido su particular trinchera. Junto a la ventana, una butaca roja con un escabel a juego le proporciona "la coraza" donde aislarse del mundo. "Puedo pasarme horas aquí sentado. Es mi rincón para leer, pensar, imaginar adaptaciones, ver películas...". Es un palco de lujo para la inmensa pantalla que ocupa buena parte de la pared frontal. Aunque en estos momentos puede disfrutarla poco. Le mantiene ocupado la gira de Los chicos de historia, la obra de Alan Bennett que escogió para su estreno como director artístico del remozado Teatro Goya de Barcelona. El montaje, que dirige y protagoniza y recalará en Madrid en septiembre de 2010, salió a la carretera tras seis meses de éxito incuestionable (95% de ocupación). Debía dar paso a otra obra de excelente acogida, La vida por delante, también dirigida por Pou y protagonizada por Concha Velasco, "que está funcionando por encima del 100%". Asumió la dirección del Goya con el deseo de demostrar que calidad y comercialidad no están reñidas. A punto de culminar su primera temporada en el cargo, no hay duda de que lo ha logrado. El nuevo curso llegará colmado de trabajo: en noviembre, su agenda se complicará con la gira de Su seguro servidor, Orson Welles, donde encarna al genial cineasta en sus últimos días. Y deberá buscar un hueco para los ensayos de su nueva dirección para el Goya. Menos mal que se ha reservado unas semanas para escaparse a Londres, Buenos Aires y, por supuesto, Nueva York, su destino fetiche, de donde volverá cargado de libros, películas y música.

"Puedo pasarme horas aquí sentado. Es mi rincón para leer, pensar, imaginar adaptaciones, ver películas...", afirma José María Pou. 
Foto: Carmen Secanella
"Puedo pasarme horas aquí sentado. Es mi rincón para leer, pensar, imaginar adaptaciones, ver películas...", afirma José María Pou. Foto: Carmen SecanellaCarmen Secanella

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