España, furia y pasión
El mejor verso del nuevo himno que ha encargado la Federación de Fútbol para la selección española es el penúltimo. Dice: "Lara, lara, larara...". No hay duda de que ahí los compositores han sintetizado el genio de este país, su extrema originalidad, su humor incluso. Han sabido prolongar el talento de Lope o Cervantes y han conseguido, al mismo tiempo, facilitar las cosas a quienes vayan
a memorizarlo para animar al equipo. "Lara, lara, larara": resulta incomprensible que, habiendo obtenido esta perla, no decidieran que ese verso ocupara el himno entero, desde el principio hasta el final. Así, por lo menos,
se habrían ahorrado todos los atentados
a la gramática española que abundan en el resto del himno.
Las cosas chirrían desde el principio: "La historia lo cuenta que la Furia roja...". O bien "la historia cuenta que la Furia roja...", o bien "la historia lo cuenta: la Furia roja...". No se puede usar el estilo indirecto tras un pronombre complemento del verbo contar. Inmediatamente después dice la letra que eso de "la Furia roja" fue un nombre "que puso a la selección...", y hay que ir perdonando toda una cadena de errores de mala puntuación y excesivas libertades gramaticales hasta enterarse de que quieren decir que fue
"el propio fútbol". ¿Es necesario cometer tantas faltas para
decir eso?
Así que fue el propio fútbol el que bautizó a la selección como "la Furia española" (la mayúscula está en el himno). Ya se sabe que las metáforas florecen en el mundo deportivo, así que habrá que darse por enterado: "Sí, sí, fue el propio fútbol, se me escapó, usted perdone". De la Furia se va enseguida a "banderas españolas" y de ahí a "roja pasión española" y de ahí a "¡Viva España! ¡Viva España!" y de ahí a "Olé España" (tres veces). No hace falta insistir: lo mejor es el "Lara, lara, larara" (aunque luego no lo canten exactamente así, pero nadie es perfecto).
La propuesta del himno la anunció Ángel María Villar en marzo, y quiere que se cante desde septiembre. Los elegidos: el cantautor José Manuel Soto y el grupo Siempre Así. De la música, mejor no hablar (pueden imaginarla con tanta España de por medio). ¿Y el bochorno?: pues si el himno progresa, el que padecerán todos los españoles.
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