"Da vértigo conducir este concurso, pero a mí me molan los retos"
Sin prisa pero sin pausa, Antonio Garrido (Sevilla, 1971) ha ido construyendo su carrera. Desde Los simuladores (Cuatro) hasta Identity (TVE) pasando por Aquí no hay quién viva (Antena 3). Sin embargo, para el actor andaluz 2009 se va a convertir en un año para recordar. Hace unas semanas irrumpía con La chica de ayer y a partir de esta tarde tomará las riendas del concurso ¿Quién quiere ser millonario? (20.15), que tras un año sabático regresa renovado. Por pura carambola, Garrido se ha hecho con los mandos del famoso formato, al que aspiraban múltiples candidatos. "La liga antipresentadores nos complicó la vida", bromea Enric Llovera, productor ejecutivo del espacio, que añade: "Fue la última opción, pero la correcta". Porque en opinión de Llovera, Garrido tiene, como decía el poeta y escritor italiano Cesare Pavese, "amasijo vital".
"Lo bueno de este tipo de programas es que aprendes mogollón"
Pregunta. Se ha convertido en el hombre de moda: primero en el papel del comisario Gallardo en La chica de ayer y ahora como presentador de ¿Quién quiere ser millonario? Definitivamente, éste va a ser su año.
Respuesta. El 2008 fue también un buen año. Estoy muy contento, pero no olvido que todo lo que es moda pasa de moda
P. Y de oficio, qué se considera, ¿actor o presentador?
R. Soy actor, pero presentar es también otra forma de actuar, sin perder la naturalidad e intentando ser tú mismo.
P. Las cadenas se quejan de lo difícil que es encontrar presentadores con carisma. Y, por cierto, ¿usted cómo anda de carisma?
R. No sé, no lo sé. ¿Por qué me han escogido a mí? Eso habría que preguntárselo a los demás. Yo procuro hacerlo todo lo más normal posible, y ya está. Los espectadores lo que quieren ver en la televisión es gente normal y corriente.
P. No sé si le consta, pero Antena 3 barajó otros nombres para pilotar el concurso.
R. Yo eso no lo sabía, me enteré luego.
P. Entonces, ¿cómo se produce ese golpe de suerte?
R. Un poco antes de entrar a promocionar La chica de ayer en Espejo público estaba charlando con una directiva y en la conversación salieron las dificultades para encontrar al presentador del millonario. De pronto, me suelta: "Oye, por cierto, ¿a ti te apetecería hacer la prueba?". La hice, y a los dos días me llaman..., y aquí estoy.
P. Así que fue visto y no visto.
R. Sí, pim pam, pim pam. Yo creo mucho en eso de que en la vida todo confluye. Cuando las cosas están pa ti, están pa ti.
P. Hasta ahora, el millonario estaba ligado a Carlos Sobera. ¿Cómo cree que los espectadores van a recibir el cambio?
R. Creo que bien. Pensarán simplemente: "Mira, ahora lo presenta este chico". En cualquier caso, el formato funciona por sí sólo en 150 países y en 149 no lo presenta Carlos Sobera, que para mí es un profesional como la copa de un pino.
P. Sobera y su forma de levantar la ceja se hicieron muy populares. ¿Tiene usted algún truco, chiste o arma preparados?
R. Cuando surja algún chiste lo contaré. No habrá nada premeditado, lo que sucede es que a mí se me ocurren muchos chascarrillos. El 99% no tiene ninguna gracia pero las paridas me salen continuamente. Mis armas serán, sobre todo, solidarizarme con el concursante y tener empatía con él. El tío que está enfrente sabe mucho, se la está jugando y se encuentra en un sitio, el plató, donde no está acostumbrado a estar... Mi tarea será intentar calmarlo.
P. Competirá de pleno con Pasapalabra, de Telecinco.
R. Es un formato que funciona tremendamente y Christian Gálvez lo borda. Pasapalabra está donde está y nosotros entramos con mucha humildad, pero con la cabeza bien alta. Sinceramente, creo que hay público para los dos.
P. ¿Quién quiere ser millonario? es el concurso más vendido y producido del mundo. ¿Esto le impone respeto?
R. No te puedes hacer una idea. Cuando me plantearon presentar este concurso pensé: "Vaya tela". Da un poco de vértigo, pero a mí me molan los retos.
P. Y a usted los concursos ¿le gustan, le aburren o le resultan indiferentes?
R. Pasapalabra lo veo mucho y el millonario también me gustaba. Lo bueno de este tipo de programas es que aprendes mogollón.
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