"Fue una sorpresa estar tan bien"
Positivo regreso de Phelps, con bañadores 'antiguos', después de tres meses sancionado
El pasado 1 de febrero, una foto de Michael Phelps fumando marihuana y publicada en el diario británico News of the World dejó al pairo el modelo de mejor deportista de la historia. El escándalo (tres meses de sanción) sacudió a la muy conservadora sociedad norteamericana, cuyos niños y jóvenes veían en el héroe de las ocho medallas de oro olímpicas en Pekín 2008 el ejemplo a seguir. Pero es difícil que los mitos desaparezcan por un error. O por dos: ya fue detenido, tras Atenas 2004, por conducir bebido.
El viernes, en la segunda jornada de la reunión Ultra Swim, de Charlotte (Carolina del Norte), el nuevo Phelps volvió a la competición. Ganó con toda facilidad en apenas media hora dos de sus pruebas habituales, los 200 metros libre y los 100 mariposa, firmó autógrafos a numerosos chavales y fue el centro de atención. Como siempre. Pero el sábado, cuando empezó los ensayos para sus presentaciones en las grandes citas, se volvió humano y acentuó las dudas sobre los bañadores. Con los más anticuados LZ Racer, entró por los pelos, con el octavo y último tiempo, en la final de los 50 libre (23,24s, a casi dos del luego ganador, el plusmarquista mundial, el francés Fred Bousquet, con su Jaked) y desistió de nadarla para centrarse en los 100 espalda, que se disputaban a continuación. Pero, igual que en las series, no pudo con el plusmarquista mundial, su compatriota Aaron Peirsol, intocable casi una década. Le recortó 15 centésimas en el segundo largo, pero no fue suficiente para salvar las 62 del primero. Peirsol logró 53,32s (su récord está en 52,54s) con un pantalón X-Glide, que, teóricamente, no está permitido. Phelps, que hizo 53,79s, a 37 centésimas de su mejor registro, sólo declaró: "Ha sido un tiempo razonable". Probó que puede estar entre los mejores en casi todas las pruebas, pero que no es invencible.
Camino ya de los 24 años (el 30 de junio), hay distancias cortas que le gustan más y que no le cansarían tanto en sus maratones. Pero no son tanto para él, como ya le ha dicho su entrenador, Bob Bowman. Phelps apareció sólo cambiado por su bigote y su perilla y con el gorro blanco con las siglas NBAC de su club, el North Baltimore. Pero sin nuevo traje especial. Con los viejos bañadores de 2008, el más corto por encima de la rodilla para los 200 libre y el largo para los 100 mariposa y espalda. Y la misma concentración, los mismos auriculares para la música, el mismo ritmo o... mejor, al menos en sus pruebas de oro. Porque estrenó nueva técnica de brazada para mejorar los finales y la llegada a los virajes: "Fue una pequeña prueba. Aún necesito coordinar todo mejor al acercarme a la pared. Sí funcionó al acelerar al final".
No estuvo espectacular, algo esperado tras una ausencia tan larga, pero sí tan resolutivo como antes en cuanto lo necesitó. "Fue una pequeña sorpresa encontrarme tan bien. Estoy bastante contento con mi 200", matizó; "me he sentido bien en el regreso. Ha sido un excelente comienzo de temporada". Bowman, estuvo de acuerdo. "Estoy sorprendido. Yo pensaba que estaría por encima de 1m 47s". Hizo 1m 46,02s (su récord mundial es 1m 42,96s).
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