Pizarro, la nueva diana del PP
Arenas aparca el discurso de la ilegitimidad de Griñán como presidente
Durante 14 años, el número dos del PSOE, Luis Pizarro, ha sido no sólo el jefe de una maquinaria electoral casi perfecta, sino también la voz más dura contra el PP y, en los últimos tiempos, contra el líder popular, Javier Arenas. Ahora ocupa el cargo de consejero de Gobernación y su nueva función le obliga a mostrar un perfil institucional, entre otras cosas porque su principal misión es la de intentar el acuerdo con la oposición sobre dos leyes municipalistas que afecta a los 771 ayuntamientos de la comunidad.
Pero el PP, como demostró ayer en la primera sesión parlamentaria de control al nuevo Gobierno, no está dispuesto a olvidar que hace apenas unos meses llamó "matón de discoteca" a su líder, al que recomendó acudir al psiquiatra por su obsesión con el anterior presidente, Manuel Chaves. Pizarro se ha convertido en la nueva diana política del PP, cuyos diputados José Antonio Nieto y José Luis Rodríguez lo describieron ayer como un "insultador", alguien con comportamientos de "dudosa ética" y que actuará "con discrecionalidad" contra los ayuntamientos del PP. "Yo no venía a hablar de mí", dijo el consejero, un tanto sorprendido por los ataques. Pero dicho eso, aseguró "tender la mano" a PP e IU para sacar un pacto local prometido por el PSOE hace casi 20 años.
La sombra de Chaves sobrevoló en el primer debate, pero de forma fugaz
La oposición también tanteó a los nuevos consejeros de la Presidencia, Antonio Ávila, y de Economía y Hacienda, Carmen Martínez Aguayo, sobre la "manipulación de los medios de comunicación" y el pago de la deuda histórica. La respuesta de Aguayo de que se puede "cobrar en metálico o con compensaciones" dejó "sobrecogido" a Arenas, quien siguió desde su escaño las intervenciones de los debutantes del Gobierno para enfrentarse después en su primer cara a cara parlamentario con Griñán, tras el debate de la investidura.
Si en esa ocasión el líder del PP buscó horadar el perfil de su rival con el argumento de que es un mandado de Chaves, ayer se centró en rebatir las políticas inmediatas para salir del bache económico, aunque ninguno de los dos desperdiciaron la ocasión de descalificar sus estrategias y la de sus partidos de manera global con frases de impacto. Como, por ejemplo, que "el PP es el partido del no" y lo único que hace contra la crisis es "sumar parados para echárselos encima al Gobierno", en boca del presidente; o que Griñán "nunca va a sacar a Andalucía de la crisis porque es quien nos ha metido en ella", en la de Javier Arenas.
La sombra de Manuel Chaves sobrevoló por el hemiciclo, si bien de manera fugaz: apenas un par de referencias del popular al tiempo que se ha perdido por su marcha -constitución de un nuevo Gobierno- y el reproche porque no haya recibido aún al presidente de la Junta andaluza. Lo cual significa un avance respecto al discurso de las semanas anteriores, en las que el PP (especialmente, su líder) parecía haberse quedado enganchado en la táctica de ataque a un político que ya no está.
La tesis del adelanto electoral porque el nuevo presidente debe contar con el dictamen de las urnas para gozar de legitimidad también desapareció del argumentario. Tampoco salieron los muchos años de desgaste de Griñán en los gobiernos de su predecesor. Parece que Arenas -al menos, de momento-, ha pasado página de su crónico pugilato con Chaves.
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