Luis Fabiano engancha al Sevilla

Cuando quedan sólo tres jornadas para que se baje el telón de la Liga, el Sevilla sigue sin encontrarse el pulso cuando se trata de jugar ante su afición. Como si estuviera preso de un extraño pánico escénico. El Mallorca, sabedor de la necesidad de puntos del equipo de Nervión para garantizarse el viaje a la Champions, aprovechó el tembleque sevillista y le asestó un primer golpe que dejó aturdido, aunque por poco tiempo, al cuadro de Jiménez. Aduriz estuvo más astuto que la zaga local. En concreto, que Escudé, al que le birló la posición, la espalda y casi las botas para rematar un centro de Jurado sin que el francés se enterara.

La incógnita era saber si el Sevilla sería capaz de tomar la iniciativa y dar la vuelta a la tortilla. Durante el primer cuarto de hora, el conjunto andaluz no había dado señales de poder desfigurar a un Mallorca con la permanencia prácticamente asegurada. Nada fue igual tras el gol de Aduriz. Sobre todo, el Sevilla, que se sacudió el miedo de la camiseta y no dejó de merodear la puerta de Moyà. Quería el Sevilla, pero ni Moyà ni los palos estaban por la labor. Por suerte, Jiménez cuenta con Luis Fabiano y Kanouté. Los dos delanteros sevillistas suman 26 goles en la Liga y cuando se lo proponen son capaces de convertir una rendija en la defensa rival en una autopista. Así lo hizo el brasileño en el segundo tanto del Sevilla. Con cuatro zancadas y un acelerón dejó en el camino a tres jugadores bermellones para batir a Moyà de un zurdazo. Ya en el primero había dejado clavado a Ramis, que no tuvo más remedio que derribarlo. El penalti, paradinha incluida, corrió a cargo de Kanouté.

El Mallorca se fundió en los vestuarios y reapareció sobre el césped sin intención alguna de amargar al Sevilla el camino a Europa. Así que, puestos a sumarse a la fiesta, Navas no quiso ser menos y puso el tercero en el marcador y le dio a Jiménez la tranquilidad que lleva semanas reclamando.