Maniche ya es pasado
El luso, con un récord de multas, rescinde el contrato con el Atlético
El acuerdo que alcanzaron ayer por la tarde Maniche y el Atlético para rescindir el contrato del centrocampista portugués, que finalizaba el 30 de junio, dejó consternados a los empleados del club. "¿Y ahora qué vamos a hacer? La temporada pasada abonó 60.000 euros por distintas infracciones, el récord, y en ésta será más o menos lo mismo. Le vamos a echar mucho de menos. ¡Si él solito nos pagaba prácticamente los sueldos con tanta sanción!", ironizaban en el estadio Calderón. "Se acabaron mis días de sufrimiento. Me espera un equipo grande", reflexionó, por su parte, Maniche, que mañana debía presentarse en la ciudad deportiva de Majadahonda tras su último castigo. Ya no hará falta.
Compañeros desde sus tiempos en el Oporto, la ausencia de Maniche y Seitaridis en la tribuna en el partido contra el Sporting de Gijón -no estaban convocados para jugar, pero debían ser espectadores- fue la gota que colmó el vaso. "La salida del luso ha sido consensuada. Ni a él le interesaba continuar a las malas ni a nosotros enrarecer de nuevo el vestuario", resumió un alto cargo del Atlético.
"El precio de la libertad"
Tras estudiar "los reiterados actos de rebeldía" de la banda de los Lamborghini, la plana mayor castigó la semana pasada a Maniche y Seitaridis con la mayor multa en la historia del club: diez días sin empleo ni sueldo, apartados del equipo, y una sanción de 50.000 euros por cabeza. "Quizá nos quedamos cortos", se planteó un directivo.
El acuerdo fue posible porque al futbolista, con una ficha anual de 2,4 millones de euros, tampoco le apetecía continuar un mes más bajo la disciplina de Abel Resino. "Ha perdonado la parte proporcional del salario que le restaba, unos 150.000 euros, y además se le deben de junio pasado 80.000 de sueldo y 48.000 de la prima por entrar en la Liga de Campeones. Pero, claro, habrá que descontar las multas...", apuntaron fuentes de la operación.
"La libertad tiene un precio", argumentó el entorno de Maniche. Desde la otra perspectiva, su marcha fue recibida con alivio por el cuerpo técnico: "Estábamos intranquilos por ver cómo se reincorporaban Seitaridis y él al grupo... Pero, bueno, sin Maniche a su lado, Seita se comportará como un corderito".
"El vestuario exigía disciplina desde hace tiempo", comentó un jugador.
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