FCC vuelve a sus orígenes
Construcción, Europa y ahorro de costes sostienen en la crisis las cuentas del grupo
Dos túneles en Alemania, tres estadios de fútbol en Polonia, una planta de biogás en México, un tramo del AVE a Almería, una línea de tranvías en Murcia, la ampliación del aeropuerto de Gran Canaria y un abanico de contratos de limpieza urbana y de tratamiento y abastecimiento de agua en ciudades grandes y medianas en España y en otros países, por importe de varios miles de millones de euros en su conjunto, se ha adjudicado el grupo FCC y sus filiales en los últimos meses, pese al agravamiento y la expansión de la crisis económica y financiera internacional y doméstica.
Los resultados de FCC en el primer trimestre, que estos días todavía se están cerrando y que se harán públicos antes de mediados de mes, no serán brillantes, como tampoco lo van a ser los de muchos de sus competidores (sobre todo, si se excluyen ingresos atípicos por venta de activos y participaciones empresariales), pero en términos relativos no van a ser malos, comentan en el grupo de construcción, servicios y energía. Y no lo van a ser, dicen, por el escenario hostil en el que se han dado y porque, además, van a estar en línea y van a ser coherentes con los últimos objetivos y presupuestos revisados en febrero por la compañía para este ejercicio.
La plantilla, en pocos meses, ha pasado a controlar un 1% del capital del grupo
Cementeras, Realia y sus empresas de mobiliario y logística lastran sus resultados
Casco, mono de faena, paciencia y mucho predicar con el ejemplo parece ser la consigna en FCC en la actual travesía del desierto. Su presidente, Baldomero Falcones, ha buscado y busca recortes de gasto en cualquier partida o resquicio del grupo de construcción, servicios y energía, empezando por sus propios emolumentos, y ha ordenado también a sus directivos que se puje y que no se haga ascos a entrar en actividades y negocios con márgenes estrechos a los que antes, en tiempos de bonanza, no se concurría.
Al igual que han hecho otras corporaciones como Repsol o BBVA
FCC ha decidido ahorrar costes con la congelación de los salarios y bonus de 250 altos directivos. Iniciativa que se suma a otras como una reducción limitada, paulatina y no traumática de la plantilla mediante prejubilaciones y bajas incentivadas en general, o la negociación de nuevos y menos onerosos acuerdos comerciales con centrales de ventas, el control del gasto energético en las distintas sedes de la compañía, la optimización del consumo y el ahorro en los gastos relativos a viajes, comidas y comunicaciones.
El grupo, cuyo mayor accionista es Esther Koplowitz, avanzó ya, hace ahora un año, el objetivo de agregar 100 millones de euros al resultado operativo bruto a través de incrementos en la eficiencia y optimización de los costes, y con un control estrecho sobre el destino que se da a cada euro de la empresa. Pilares sobre los que se asienta el actual plan estratégico del grupo, vigente hasta 2010.
Más ahorro, más trabajo y mayor compromiso. La plantilla de FCC se ha convertido en unos meses, merced a la financiación de compra de títulos con un crédito de 25 millones de Caja Madrid, en accionista relevante del grupo, con casi un 1% de su capital.
Por actividades, construcción y mercados exteriores, en especial los de Europa Central y del Este, han asumido de nuevo en los últimos meses la mayor contribución a los resultados del grupo -en 2008, FCC desbancó ya el histórico liderazgo de ACS en el área de construcción gracias a su actividad internacional-, y eso que tradicionalmente el primer trimestre, y más en un ejercicio lluvioso como el actual, no es propicio a la realización de obras. La crisis ha seguido castigando los negocios cementeros y los de su inmobiliaria participada, Realia, pero en una y otra actividad FCC espera que la caída de actividad haya tocado o vaya a tocar pronto fondo. También se han adoptado medidas para reducir costes, como ha sido el empleo creciente de biomasa como combustible para las cementeras. FCC confía en que la recuperación económica de EE UU, donde cuenta con tres plantas cementeras, llegue pronto y les permita remontar los resultados en esta actividad.
Tampoco se ha librado de las secuelas de la desaceleración y de la recesión de los mercados en los que opera Versia, la división de servicios de logística, handling aeroportuario y mobiliario urbano de FCC, cuyas empresas sufren la caída en general de la publicidad y del sector del transporte. Y los negocios de medioambiente. El desembarco en el sector energético por parte de FCC es reciente y aún limitado, por otra parte.
En deuda, el objetivo inicial de FCC en un entorno de dificultades financieras y crediticias es mantenerla en los niveles de 2008 (6.901 millones de euros), pese a tener previsto realizar inversiones por valor de 944 millones en el periodo. Sin embargo, la caída de los tipos de interés y una relativamente mayor liquidez del sistema financiero en los últimos meses puede permitir al grupo de Esther Koplowitz renegociar y mejorar las condiciones de parte de su deuda.
En cuanto a su cartera a futuro, FCC ha sumado los contratos logrados en el primer trimestre mantiene a una cartera de proyectos valorada a 31 de diciembre en 32.706 millones de euros, un 8,2% más que en 2007. Con la cartera actual de pedidos, FCC tiene más de dos años de negocio asegurados.
La posición de los activos de la compañía es fuerte, reconocen los analistas de Deutsche Bank, pero su modelo de negocio, agregan, no es "particularmente atractivo" para los inversores hoy día, sobre todo si se tiene en cuenta la exposición de FCC al sector de la construcción en España.
Los analistas de Ahorro Corporación, por su parte, afirman en un reciente informe que FCC está muy barata en Bolsa dada la calidad de sus activos, pero creen que sus objetivos de crecimiento del resultado bruto operativo y de las ventas en 2009 son "excesivamente optimistas". "Nuestra previsión actual", precisan estos analistas, es de un crecimiento del resultado operativo bruto del 2% este año "e incluye una aportación de los activos de energía renovable de 95 millones de euros y un crecimiento en servicios del 14% (9% excluyendo el efecto positivo de la incineradora de Allington), hasta 692 millones de euros, que no creemos que sean asunciones conservadoras". -
El doble órdago de Panamá y Lisboa
Son algo parecido al gordo de la lotería para las grandes constructoras, y FCC tiene algunos décimos. Son dos macroproyectos, la ampliación del canal de Panamá y un nuevo aeropuerto en Lisboa, que en unos meses se adjudicarán, en el caso del primero, o saldrán a concurso, en el caso del segundo.
En la carrera por el mayor contrato de obra civil del año, la ampliación del canal, FCC ha pasado todas las cribas de ofertas y participa ya en su recta final dentro de un consorcio en el que están ACS y Acciona, junto a la alemana Hochtief -controlada por ACS- y la mexicana Ica. Enfrente está Sacyr, que encabeza un segundo equipo, con la italiana Impregilo, la belga Jan de Nul y la panameña Constructora Urbana. Y un tercer consorcio franco-alemán liderado por Bouygues. Las obras, que consisten en la realización de una tercera vía de esclusas en el canal de Panamá, pueden durar ocho años y están inicialmente tasadas en unos 3.800 millones de euros.
El proyecto de un aeropuerto en Lisboa, la otra gran baza en infraestructuras que se va a poner en marcha en los próximos años, ha entrado ya en fase de lanzamiento y debería estar operativo en 2017 (la concesión a manos privadas se alargará hasta 2050). La licitación de la construcción, financiación y explotación del aeropuerto, en la que FCC competirá con otros consorcios que preparan Ferrovial y Sacyr, está valorada en 3.300 millones, y en principio se producirá antes de final de año. -
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