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Crónica:33ª jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

19 tarjetas por un par de patadas

El Athletic-Racing acaba con seis rojas y el récord de amonestaciones en la Liga

Y no pasó nada. Ni un codazo al mentón, ni una patada a la rodilla, ni un insulto (salvo el del preparador físico del Racing a un asistente) ni una llegada tarde al tackling. Faltas, algún agarrón, un par de penaltis de los de toda la vida (los dos absurdos por cierto), y ¡zas! 19 tarjetas, seis rojas (incluido un miembro del banquillo del Racing), nueve contra ocho al final y 2-1 en el marcador. Y Bernardino González Vázquez no se sabe si enorgullecido o avergonzado por su desmesura. Un par de patadas se convirtieron en 19 tarjetas, en el récord de la Liga en un partido insulso, uno más del campeonato a pesar de lo que había en juego.

Alguien le aleccionó mal a Bernardino. Le avisó de un clásico bronco, jugándose buena parte del futuro, de un partido de alto riesgo. Y no supo ver que los futbolistas se comportaban con la rutina de un día laborable, de nubes y claros, en busca del final de la jornada. Se comportaba así la defensa del Racing, a la que parece que Muñiz eligió por altura para frenar a Llorente. Garay y Marcano, con 189 centímetros cada uno, no se distinguen precisamente por el juego aéreo. Y se notó. Tan blanditos fueron que Llorente les sacó un gol de cabeza y de paso un penalti a Lacen para tocar todas las teclas. Y el árbitro, cual cuáquero exigente, expulsó a Marcano y amonestó a Garay y Lacen. Y a todos los demás porque le dio el tembleque. Y se animó. Y era incapaz de ver que el partido era tranquilo, tan tranquilo como lo afrontó un Racing timorato, encajonado, asustadizo, que le concedió la pelota y el campo a un Athletic que lo arrolló como una apisonadora asfalta la autopista. No se lo esperaban Caparrós, ni Llorente, ni Toquero, ni Orbaiz. No se esperaban un partido tan plácido en un duelo históricamente tan tenso como algún malvado le había explicado a Bernardino González Vázquez. Así que marcó Llorente en un cabezazo precioso y luego le sacó un penalti a Lacen tan inteligente como absurdo porque en el fútbol intervienen dos y lo bueno de uno es lo malo del otro. Ponga dos tíos altos para eso. Fije todo el entramado defensivo para frenar a Llorente para eso, sin haber asomado ni una sola vez a la portería de Iraizoz, a pesar de jugar con dos delanteros.

ATHLETIC 2 - RACING1

Athletic: Iraizoz; Iraola (Etxeberria, m. 87), Etxeita (Murillo, m. 78), Amorebieta, Koikili; Susaeta, Orbaiz, Yeste, David López (Bóveda, m. 72); Toquero y Llorente. No utilizados: Armando, Del Olmo, Ion Vélez y Garmendia.

Racing: Coltorti; Pinillos, Garay, Marcano, Sepsi (Toni Moral, m. 81); Munitis, Moratón (Colsa, m. 46), Lacen, Serrano (Jonathan Pereira, m. 46); Tchité y Zigic. No utilizados: Pablo Gómez, Christian, Edu Bedia y Picón.

Goles: 1-0. M. 21. Llorente. 2-0. M.42. David López, de penalti. 2-1. M. 55. Lacen, de penalti.

Arbitro: González Vázquez. Mostró 17 tarjetas amarillas y 6 rojas, una de ellas directa. Expulsó por dos amarillas a Yeste (m. 55), a Marcano (m. 63), a Pinillos (m. 82), a J. Pereira (m. 95). A Orbaiz (m. 94) y a un miembro del banquillo del Racing, por roja directa. Además, amonestó a David López, Murillo, Toquero, Garay, Moratón, Munitis, Lacen, Sepsi y Zigic.

Unos 35.000 espectadores en San Mamés.

Alguien avisó mal a Bernardino González sobre un clásico bronco que no existió
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"Se le ha ido el partido de las manos"

Para entonces, Bernardino ya había sacado la metralleta, especialmente contra el Racing (seis tarjetas por faltitas) aunque el primero en irse a la ducha (como acostumbra) fue Fran Yeste: a su tercera acción defensiva cometió penalti. Hasta ahí llegó la lógica. Tarjetas, más tarjetas, expulsiones, más expulsiones. Las 17 tarjetas amarillas suponen no menos de 34 minutos de parón entre pitos y flautas. Seis tarjetas rojas vienen a descontar otros 12 o 15 minutos. ¿Se puede jugar así al fútbol? Imposible. El partido recuperó la vida en la misma medida que alteró el corazón de los banquillos. Caparrós, en sus insospechadas decisiones, decidió seguir jugando con dos delanteros y casi, casi, sin medio campo, cuando Muñiz, en el descanso, ya le había alterado los planes al Athletic. Nadie en el equipo rojiblanco pareció darse cuenta de que había entrado Colsa. Nadie le vio, y nadie le persiguió. Tampoco Caparrós, que se tranquilizó con la expulsión de Marcano y mantuvo el equipo inicial, ya roto, desorientado y en algunos casos cansado. El Racing le dominó, pero la tartamudez del partido, la insolencia de los banquillos, lo inesperado de las decisiones arbitrales, impedía dar tres pases seguidos. Y cayó Marcano, porque estaba cantado. Y luego Pinillos, y Jonathan Pereira. Y Orbaiz.

Al Racing le penará su apatía inicial y al Athletic su desorganización final. Pero ganó el Athletic porque aprovechó los escasos minutos en los que se pudo jugar al fútbol. Y porque Llorente pareció demasiado grande para la defensa del Racing. Y porque Muñiz prescindió de Colsa y Pereira durante 45 minutos, los dos futbolistas a los que más temía San Mamés. Y porque Bernardino, alumno obediente de algún malísimo consejero, se fio más de él que del partido.

Bernardino González Vázquez expulsa a Pinillos.
Bernardino González Vázquez expulsa a Pinillos.TXETXU BERRUEZO

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