La Bolsa salta del infierno al purgatorio
Los índices huyen de mínimos. Los expertos hablan de rebote, no de mercado alcista
En la Biblia se cita al 666 como el número de la Bestia, relacionado habitualmente con Satanás o con el Anticristo. Esta cifra tiene ahora también una simbología tenebrosa para las Bolsas. El pasado 6 de marzo el S&P 500, la principal referencia bursátil del mundo, se precipitó hasta su particular Averno al tocar durante esa sesión el nivel de los 666,79 puntos. En ese instante se culminaba uno de los varapalos más vertiginosos que ha sufrido la renta variable en su historia. Desde sus máximos, el S&P 500 había perdido un 57% de su valor en poco más de año y medio. Eso sí, tras conocer el infierno, las Bolsas mundiales han recuperado un 30% y ahora están, por seguir con la terminología bíblica, en una especie de purgatorio. Y el cielo, en opinión de los expertos, aún puede esperar.
El sistema financiero se ha estabilizado; queda por ver la salida de la recesión
Bancos y aseguradoras lideran el ascenso desde mínimos
Los grandes del Ibex impiden que la Bolsa española caiga más que el resto
Siempre se ha dicho que la renta variable es un indicador adelantado de la evolución económica. ¿Quiere esto decir que las Bolsas, tras abandonar sus mínimos, descuentan ya un escenario de recuperación? Los analistas no lo creen así. En su opinión, se trata de un rebote típico dentro de una tendencia de fondo aún bajista propiciado por algunos datos macro y empresariales esperanzadores (bautizados con la expresión green shoots o brotes verdes), pero descartan que estemos ante el comienzo de un mercado alcista, entendiendo como tal aquel que tiene una duración de un año o más.
"A pesar del rally que los mercados han vivido recientemente, los fundamentales no han cambiado, aunque parecen empezar a estabilizarse", advierte Neil Dwane, jefe de inversión de Allianz Global Investors. "Recordemos que los niveles de actividad económica aún siguen siendo muy bajos y como ejemplo hay que resaltar que las ventas de automóviles en EE UU han bajado a la mitad. Todavía creemos que esto se trasladará a otras industrias, mostrando por tanto unos niveles más realistas de consumo y actividad", añade.
El rebote bursátil está liderado precisamente por el sector más castigado desde que se destara la crisis económica y de liquidez: el financiero. El anuncio de algunas entidades, principalmente en EE UU, de que volvían a los números negros ha propiciado una importante recuperación de las cotizaciones de los bancos. En el índice Euro Stoxx, que agrupa a las principales compañías del área euro, el sector que más sube desde los mínimos de marzo es el bancario (74%), seguido del asegurador (52%) y de las compañías de servicios financieros (41%).
"Hay que mirar la situación con perspectiva. Ni las cosas estaban tan mal para justificar los niveles de marzo ni el contexto ha mejorado tanto como para decir que se han superado todos los problemas. Desde del punto de vista macroeconómico lo peor del ciclo quizá se haya visto en febrero. Pero eso no quiere decir que vayamos a tener una recuperación rápida o en forma de uve", explica Juan Luis García Alejo, director de análisis y gestión de Inversis Banco.
En el rebote de los mercados, además del florecimiento de los mencionados brotes verdes, también han desempeñado un papel importante cuestiones puramente técnicas, según los expertos, que poco o nada tienen que ver ni con la economía ni con los resultados empresariales. Entre ellas, destacan los movimientos de muchos hedge funds. Durante finales de 2007 y todo 2008 una de las pocas estrategias que dio réditos a los fondos especulativos -a pesar de las reestricciones impuestas por los supervisores bursátiles- fue la de las ventas a corto. Tras el descalabro bursátil, muchas de estas inversiones acumulaban importantes plusvalías latentes y los hedge funds, con las cotizaciones por los suelos, decidieron recomprar los títulos que habían pedido prestados para devolvérselos a sus propietarios. Al entrar dinero en el mercado las cotizaciones se animaron.
El otro movimiento técnico que ha contribuido a alimentar el rebote tiene que ver con las estrategias de muchos fondos de tradicionales de renta variable. Sus gestores, al ver el panorama tan negro a comienzos de 2009, se alejaron de su política de inversión para destinar gran parte de su cartera a liquidez o activos muy conservadores. Cuando las Bolsas empezaron a subir tuvieron que corregir sobre la marcha y sobreponderar la renta variable para evitar que la rentabilidad de su cartera quedase muy por detrás de la de sus índices de referencia, retroalimentando con ello la escalada de los índices.
"En mi opinión, lo que se está definiendo es un suelo para las Bolsas. Eso es importante, pero se trata sólo del primer paso para un cambio de tendencia. Es difícil que caiga por debajo de sus mínimos de marzo, pero de ahí a pensar en una subida sostenida me parece algo muy aventurado", explica Víctor Alvargonzález, director de Profim, firma especializada en el análisis y selección de fondos.
Gobiernos, bancos centrales e instituciones multilaterales han aplicado en un tiempo récord y con una coordinación sin precedentes una amplísima batería de medidas (nacionalizaciones bancarias, compra de activos tóxicos, inyecciones de liquidez, rebajas en los tipos de interés...). Ello ha contribuido, según Alvargonzález, a estabilizar el sistema financiero. "La vuelta a la normalidad en el sistema ha servido para fijar un suelo a las Bolsas. Es posible que el actual rebote dure unos meses más, situación que debería ser aprovechada por aquellos inversores con capacidad para asumir más riesgos, pero para ver un auténtico mercado alcista debe cumplirse una segunda premisa que todavía no se vislumbra: que la economía mundial salga de la recesión en la que está inmersa".
El director de Profim insiste en no perder de vista la evolución de los precios inmobiliarios en EE UU. "Ahí está la clave. Cuanto antes deje de caer el precio de los pisos menos valor perderán los activos tóxicos de los bancos". También considera vital la recuperación de los movimientos corporativos (opas, fusiones, salidas a Bolsa) y el incremento de los volúmenes de contratación. "Hasta que la negociación bursátil no recupere niveles previos a la crisis no se puede decir que está entrando dinero a largo plazo en el mercado".
Todas las previsiones, incluidas las publicadas esta semana por el Fondo Monetario Internacional (FMI), auguran que la recuperación en España será más lenta que en el resto de grandes economías por su fuerte exposición al sector inmobiliario. Sin embargo, los expertos no consideran que esto implique que el Ibex 35 lo vaya a hacer mucho peor que el resto de índices ya que las compañías que más pesan en el selectivo (Telefónica, Santander, BBVA, Iberdrola e Inditex) son grandes multinacionales que con los años han conseguido que la economía doméstica tenga cada vez menos peso en sus cuentas de resultados. De hecho, en lo que va del año el Ibex 35 se mantiene en línea con otros índices del mundo al caer sólo un 3,34%.
Las perspectivas económicas del FMI pronostican que la economía mundial caerá un 1,3% en 2009 para salir de la recesión en 2010 y crecer un 1,9%. En el caso del PIB español el organismo con sede en Washington augura una caída del 3% este ejercicio y del 0,7% el siguiente.
"El consenso de mercado ya no habla de una Gran Depresión como la vivida tras la crisis de 1929, teoría que empezó a cobrar fuerza a principios de año y hundió los mercados. Sin embargo, a la macroeconomía le queda aún mucho para volver a la normalidad. Por decirlo de una manera gráfica, el paciente está aún con respiración asistida", según Joaquín Casasús, director general de Abante Gestión. Para este experto el mundo en el que vivíamos antes del comienzo de la actual crisis era "insostenible" y se necesita un reequilibrio de fuerzas que siente las bases de un mercado alcista "verdadero". Entre esos reequilibrios, Casasús destaca que China vuelva la mirada al mercado interno y no base todo su crecimiento en las exportaciones y que EE UU ajuste y controle sus déficits.
"La lección que se puede sacar de las últimas semanas es que la Bolsa ha tocado sus mínimos a menos que surja algún iceberg escondido bajo el agua. Sin embargo, este iceberg no será algo que la gente espere, es decir, las malas noticias en los bancos o en los resultados empresariales ya están en gran medida descontadas. Lo que puede devolver a los mercados al suelo es algo que podría estar fuera del radar de los modelos económicos actuales", describe el experto de Abante.
Heridas de difícil cura
El inversor debe ser consecuente con el riesgo que asume con cada producto financiero que adquiere. La economía, por muchas teorías que hayan anunciado lo contrario, sigue siendo cíclica y la distribución de activos de los inversores debe ajustarse en cada momento a la fase del ciclo que atraviese la economía así como a su perfil de riesgo. Por lo tanto, las minusvalías son algo que todo ahorrador asume, o debería asumir, siempre y cuando sus asesores financieros le hayan advertido de los pros y los contras de cada producto que le vendían.
La actual crisis económica tiene de particular que ha destapado una serie de situaciones que han logrado erosionar la confianza de los inversores. En España, por ejemplo, hay muchos clientes que adquiriendo fondos monetarios, un producto conservador, han generado pérdidas al desviarse de su política de inversión inicial y asumir más riesgos que los necesarios. Muchos clientes de banca privada han visto mermados sus ahorros debido a que en sus carteras tenían bonos de Lehman Brothers (quebró en septiembre pasado). Además, el fraude piramidal orquestado por Bernard Madoff ha estallado de lleno en las carteras de numerosos altos patrimonios españoles. El último suceso que ha generado las quejas de los clientes tiene que ver con el cierre temporal de varios fondos inmobiliarios debido a que su iliquidez les impide responder a todas las peticiones de reembolso de los partícipes. ¿Serán las participaciones preferentes emitidas por numerosos bancos y cajas el próximo fiasco? La CNMV ha insistido en varias ocasiones sobre sus riesgos.
La opinión más extendida entre los asesores financieros es que la confianza de los clientes tardará mucho más en recuperarse que la propia economía. "Tras esta crisis va a surgir un nuevo sistema de relacionarse con los clientes. A partir de ahora van a primar valores como la independencia, la transparencia y la ausencia de conflictos de interés", explica Juan Luis García Alejo, director de análisis y gestión de Inversis Banco. "La recuperación de la confianza no va a ser inmediata y tardará más en el caso de los inversores minoristas. Sin embargo, tampoco conviene que nos volvamos locos. Los hedge funds, por ejemplo, seguirán siendo demandados en la medida en que haya buenos gestores que consigan batir al mercado", añade este experto.
Víctor Alvargonzález, director de Profim, considera que la industria de la inversión tiene que cambiar, tiene que ser más honesta con sus planteamientos. "El asesor no puede ser el mismo que el vendedor", resume. Eso sí, Alvargonzález defiende que la inversión colectiva ha funcionado bien durante la crisis. "Salvo desfalcos puntuales, los fondos han desmostrado su solvencia. Por ejemplo, los fondos de Lehman han preservado su capital".
Hay algunos expertos, como el caso de Joaquín Casasús, director general de Abante Gestión, que prefieren que la confianza no se recupere nunca si eso quiere decir que el inversor va a estar mucho más alerta de lo que le intentan colocar. "Cuando te hablan de algo rentable con muy poco riesgo es mejor salir corriendo. En los últimos años se había desarrollado mucha alquimia financiera para vender duros a cuatro pesetas", asegura. A su juicio, uno de los inconvenientes de los rescates bancarios es que se transmite un mensaje al cliente de que es igual poner el dinero en una entidad que hace bien los deberes que en otra que comete excesos en su gestión. -
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.