El orden se impone a la pasión

De la locura no siempre nace la genialidad. Sólo con orden, implicación y constancia se crean equipos con presencia. Ganadores responsables que rompen con prejuicios y presupuestos. El Málaga es un claro ejemplo. Su olor encandila. Tiene varios perfumistas pero el principal responsable de la fragancia definitiva es Apoño. Suya fue la maniobra que sirvió para que Sergio, ducho en las altas esferas, ingenuo en el firme, lo derribase dentro del área. El lanzamiento del penalti fue una vez más perfecto, seco duro y a media altura.

El orden del equipo de Antonio Tapia parecía sobreponerse a la pasión de un Osasuna incómodo ante rivales con marcapasos. Aun así Osasuna tiene ahora la mejor versión de sus jugadores. En una de las múltiples internadas de Plasil, halló petróleo. La cesión de cabeza de Masoud dejo sólo al checo que batió por bajo a Goitia sin alterarse. No era un partido de empate y lo rompió Nekounam de falta directa. Magistral en la ejecución el iraní que pronto se convertiría en eje del equipo tras la primera expulsión del partido. Puñal inauguró el recital al filo del descanso.

La situación cambiaba para los rojillos y se despejaba para un Málaga que no conoce lo imposible. Dueño del balón, contuvo lejos del área a un Osasuna que empujaba una y otra vez con un Juanfran que desbordó cada vez que quiso a Nacho. Sin embargo, la maquinaria andaluza perdió una pieza con la expulsión de Gámez en un encontronazo con Masoud. La batalla volvía a igualarse. No por mucho tiempo. Las circunstancias iban y venían a la par que subían las revoluciones de ambos equipos. Josetxo no supo templarse y el colegiado le mostró el camino hacia los vestuarios. Otro golpe de timón. Fue demasiado para Osasuna. El Málaga tiene oficio y fruto de la insistencia llegó la remontada. Primero Lolo cabeceó a la red un centro medido de Eliseu y más tarde Salva sentenciaban a un equipo entregado que canalizó su pasión con patadas y malos modos. Camacho y Vadozc se unieron a Josetxo y Puñal, lo que dejó una estampa esperpéntica para Osasuna con tan sólo ocho jugadores en escena. Escondió hasta el final del partido el balón el Málaga que se deshace del cartel de revelación y se cuelga a la espalda el de equipo grande.

Para Osasuna supuso un frenazo en seco tras su escalada en las últimas jornadas. Ahora, deberá sufrir de nuevo en el pelotón de cola. Y las sanciones venideras también le harán daño en una situación tan peligrosa.