"Es el modelo de sociedad el que está en crisis"
Es verlo y desplegarse en la cabeza el cancionero de una vida. Sentado debajo de las estilizadas siluetas de Karin Leiz que decoran el restaurante, Joan Manuel Serrat se está tomando una caña mientras charla animadamente con el fotógrafo. Ha elegido la mítica tortillería Flash Flash, este templo del snack que abrió en 1970 Leopoldo Pomés y que durante años fue centro de las reuniones de aquella gauche divine barcelonesa de la que guarda "muy agradables recuerdos". "Me queda muy cerca del estudio y suelo venir a comer cuando estoy por aquí", comenta. Recomienda una tortilla de alcachofas con jamón, que no está en la surtida carta, y la conversación deriva hacia las extraordinarias alcachofas moradas de Menorca, una especie también mallorquina que se come cruda y que, convenimos, no tiene parangón...
El cantautor actúa por primera vez en un circo: "Me tiraré a la pista y sin red"
Está, de hecho, a punto de salir hacia su casa en la isla, "a ver cómo está el campo después de tanta lluvia", pero entusiasmado con la posibilidad que se le ha abierto en Madrid de actuar en un circo, concretamente en el teatro Price del 13 al 16 de mayo, un espacio, dice, que tiene el aforo perfecto para el espectáculo cercano e intimista de su larga e intermitente gira 100 - 100 Serrat. "Es la primera vez, hasta ahora he actuado en casas de mala vida, palacios, estadios, auditorios y plazas de toros, pero nunca había actuado en un circo", afirma sonriente. "Además, coincidirá con San Isidro y es un poco como ir de feria... En lugar de al ruedo, me tiraré a la pista, y sin red". Y podrá permitirse, reconoce, alguna que otra payasada. "El artista tiene siempre una parte de payaso. Lo que le salva es que mira el mundo cara a cara, sin dramatismos. Desconfío de la gente que va por la vida convencida de su gravedad e importancia".
Él parece que se la toma con tanta calma como pasión. Llegan las tortillas, y el camarero chileno que las sirve habla un mallorquín de pueblo que tira de espaldas. Bromean un rato sobre el acento y, cómo no, al final acaban hablando de fútbol, de la liga chilena, por cierto, que Serrat conoce bien. De su equipo, el Barça, ¿qué va a decir? Que no para de darle alegrías.
Ahora está enfrascado en la preparación de un nuevo trabajo sobre Miguel Hernández, al que ya le había dedicado un histórico disco en 1972 con el que consiguió, como antes hizo con Machado, que un público amplísimo conociera al poeta de Para la libertad. "El año que viene es el centenario de su nacimiento, y pienso que es una buena manera de celebrar la obra de uno de los mejores poetas que ha tenido España en el siglo XX", explica. "Ahora he vuelto a releerlo todo, y lo curioso es que refleja los tiempos duros que le tocó vivir, pero tanto el lenguaje como la temática son intemporales y mantienen la vigencia".
Bebe un poco de vino y volvemos sobre el recital de Madrid, una ciudad que compara con Nueva York porque "allí nadie te echa en cara que seas forastero, algo que no pasa en todos los lugares". ¿Y de la crisis qué piensa? "Pues que va más allá de lo económico, es una crisis de un modelo de sociedad. En todo caso, vale la pena recordar ahora a las personas que hace tiempo que anunciaban lo que ha pasado y cómo se las descalificaba acusándolas de mal agüero. Si se las hubiera hecho caso, a lo mejor no estaríamos así".
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