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Aparecen 5 cuerpos en una fosa de la guerra

Desde aquella fatídica mañana del 10 de febrero de 1937 hasta el pasado lunes, nada se supo del jornalero portugués Abilio Araújo Barbosa más allá de que había sido asesinado por los falangistas. Instalado en la parroquia de Chaín (Gondomar), Abilio se encontraba atando viñas con uno de sus hijos mayores cuando recibió el mandato de presentarse en el ayuntamiento. Al día siguiente, su esposa, a punto de dar a luz a su última hija, recibió la noticia de su muerte cuando iba a llevarle al desayuno al calabozo, donde le suponía.

El cuerpo de Abilio apareció hace unos días en el atrio de la iglesia de San Xián, en el municipio de O Rosal, junto al de su compatriota y también vecino de Chaín Manuel Prudencio do Rosario y el de un joven panadero de Noia, de 22 años, al que recuerdan como Manolo, O do forno de Laureana. Llevaban 72 años enterrados a 35 kilómetros de sus casas.

La exhumación de los restos mortales, dirigida por el arqueólogo Xosé Lois Vilar y que hoy certificará un forense, es fruto de la petición conjunta cursada por las familias y los miembros del Instituto de Estudos Miñoranos (IEM), los primeros en acogerse al convenio que la Consellería de Cultura firmó el invierno pasado con los institutos de Medicina Legal de Galicia y de la Universidade de Santiago, al amparo de la Lei de Memoria Histórica. Dado que al equipo político actual, en funciones, le quedan apenas unos días en el cargo, la progresión de este convenio queda en el aire. Tan sólo está prevista una excavación más al amparo de este acuerdo y corresponde también al IEM, cuyos investigadores llevaban años preparándose para desenterrar los cuerpos de nueve marineros de Baiona y Nigrán en el cementerio municipal baionés. Hace tiempo que cuentan incluso con los permisos locales, pero las lluvias han demorado el inicio.

"El futuro gobierno de la Xunta quizá no colabore en estas tareas como sí ha hecho la conselleira Ánxela Bugallo con valentía política, pero no van a poder pararlas porque la gente ya recuperó la consciencia", afirma con rotundidad el nieto de Abilio, Antonio Araúxo, ahora alcalde nacionalista de Gondomar desde 2007. "Para mi padre, que ahora tiene 78 años, y para mi tío, que pasa de los 80, este momento significa reparar una deuda y superar el estigma que castigó y destrozó a su familia, porque a mi abuelo lo pasearon por ser una persona comprometida".

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