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La paciencia vuelve a viajar en el metro

Retrasos y aglomeraciones en el segundo día de paro en el suburbano - Muchos usuarios eligieron otros métodos de transporte alternativos

Retrasos, aglomeraciones, empujones. Caras de resignación en los viajeros. Guerra de cifras de participación. Como en Atrapado en el tiempo, aquella película en que cada mañana era el día de la marmota, la segunda jornada de paros en el metro repitió, casi de manera idéntica, lo sucedido el lunes. "El caso es que siempre pagamos nosotros", se quejaba camino del trabajo, a eso de las 7.15, Mercedes Villajos. "Es la pena del usuario".

Los trabajadores de Metro volvieron a la huelga de 2.00 a 4.00, de 7.00 a 9.00 y de 18.00 a 20.00, horas en que sólo funcionaron la mitad de los trenes. Ryan Boyer, de 22 años y acento inglés, esperaba a las 7.45 su metro de la línea 3 (Villaverde Alto-Moncloa). El andén de Legazpi estaba a reventar. "No es normal que haya tanta gente", explicaba, "yo he salido antes de casa por si acaso...". Pero el tren llegó repleto y Ryan no pudo subir.

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Como él, muchos viajeros, prevenidos por las aglomeraciones del lunes, cambiaron sus rutinas. Según datos de Metro, en la hora previa al paro de la mañana hubo un 16% más de viajeros, y un 14% menos de 7.00 a 9.00. El paro se notó asimismo en las carreteras, con tráfico más denso en la mayoría de los accesos a Madrid y en numerosos puntos de la ciudad por la mañana. También hubo una mayor afluencia de viajeros en autobuses y Cercanías (Renfe calcula que tuvieron 10.000 viajeros más), que habían aumentado su flota de vehículos.

"Yo normalmente tengo sitio donde sentarme...". Pero ayer no era un día normal. Había, de nuevo, huelga en el metro. La chica, con una carpeta apretada al pecho, miraba a uno y otro lado de su vagón de la línea 4 (La Elipa-Cuatro Caminos). Ningún asiento vacío, pero tampoco mucha gente de pie. Sí que iba lleno el que esperaba a las 8.30 Jesús Izquierdo en Sol. Lo tuvo que dejar pasar. "El lunes ya llegué tarde a trabajar", contaba mientras esperaba al siguiente. Hubo suerte, y Jesús entró justo antes de que cerraran las puertas. Una vez dentro, hay que saber colocarse, comentaban dos amigas por la tarde en un vagón repleto de la línea 5 (Alameda de Osuna-Casa de Campo). "Aquí entre los asientos no hay tantos empujones", decía una. "Sí, pero luego para salir...", le respondía la amiga.

Igual que las aglomeraciones en algunas líneas (de las seis en las que estuvo ayer este periódico las más repletas fueron la 3, la 5 y la 6), las cifras de participación volvieron a ser dispares: 33% según Metro, en torno al 92% para los sindicatos. Ambos coincidieron, igual que el lunes, en que se cumplieron los servicios mínimos y en que no hubo ningún incidente destacable.

Los viajeros sí que destacaban las molestias ocasionadas. "Mi trayecto es de 45 minutos", se quejaba por la tarde Paloma Martínez, "y con la huelga tardo una hora o más porque los trenes paran más en cada estación". Había subido en Suances, tras esperar seis minutos, a un repleto vagón en el que tenía que ir hasta Marqués de Vadillo. Las esperas en cada estación, para el manido "dejen salir antes de entrar", le parecían interminables.

¿Volverá a repetirse el día de la marmota? Está por ver. La dirección de la empresa y los sindicatos se reúnen mañana y el lunes los trabajadores, que ayer por la tarde se concentraron en la estación de Sol, decidirán en asamblea si continúan con los paros. Piden jubilaciones parciales a los 60 años, 500 nuevos contratos, la conversión de 290 empleos parciales en jornada completa y 180 euros mensuales de subida lineal para todos, entre otras medidas. "Queremos perjudicar lo menos posible a los usuarios", aseguraron en Sol los representantes sindicales. A diferencia de la de 2006, la anterior huelga en el metro, todos los sindicatos (UGT, CC OO, Solidaridad Obrera, Sindicato de Conductores y Sindicato Libre) respaldan los paros. El consejero de Transportes e Infraestructuras, Juan Ignacio Echevarría, aseguró ayer que "las reivindicaciones tienen un límite", más en crisis.

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