Cantarero, un político honesto e incomprendido
El fallecimiento, el 27 de marzo último, de Manuel Cantarero del Castillo (Málaga, 1926) trae a la memoria de quienes le conocimos las dificultades, problemas y desgastes personales con que se puso en marcha en nuestro país la transición. Cantarero fue un ejemplo de político honesto que, aun procediendo del movimiento nacional franquista, luchó activamente por la democracia y el socialismo, sin que le comprendieran ni sus antiguos colegas falangistas ni los demócratas a los que él pretendió unirse. Aunque fue también marino mercante, abogado en ejercicio, periodista y funcionario de la Seguridad Social, su pasión fue la política.
Hijo de republicano -su padre tuvo que exiliarse a causa de la Guerra Civil y murió en 1962 en Argentina- y de madre católica practicante, ocupó diversos cargos en el Frente de Juventudes y fue secretario general del Sindicato Español Universitario (SEU), cargo del que dimitió por desacuerdo con la política oficial. Al final de los años sesenta fracasó repetidamente en su intento de ser elegido procurador por el tercio familiar de las Cortes de Franco para llevar a la democracia orgánica sus ideas reformistas.
En una entrevista publicada el 10 de octubre de 1971 en el semanario Criba, que él fundó, pero del que pronto se apartó, me contestó así sobre las diferencias entre vencedores y vencidos: "Mientras la clase política no esté nutrida por hombres de todas las procedencias o filiaciones ideológicas, no se habrá superado la Guerra Civil". Unos años después, en 1975, Cantarero se definió como "hombre de procedencia falangista, republicano y con decidida vocación socialista". El origen falangista siempre le pasó factura; al republicanismo renunció pronto, en aras de una "Monarquía democrática", y su larga marcha hacia el socialismo tuvo poco éxito.
Fracasó Reforma Democrática Española, fundada por él, y cuando en 1976 la incorporó a Alianza Socialista Democrática, concebida para la integración de una sola opción socialista en la naciente democracia, Cantarero no consiguió introducirse.
Voto afirmativo
Ante la polémica votación de la Ley para la Reforma Política, propiciada por Adolfo Suárez, a diferencia del voto negativo del PSOE, Cantarero hizo público su voto afirmativo, pero tampoco contentó a Suárez, porque puso peros a la reforma. Y ante las primeras elecciones democráticas, las del 15 de junio de 1977, Cantarero publicó en EL PAÍS (5-4-77) que Suárez no debía "descender desde su nivel de estadista -con ventaja que no le es lícita ahora- a los niveles competitivos y parcializados de la política", sino aguardar "a las primeras verdaderas elecciones legislativas", tras la elaboración de la Constitución.
Ni Suárez le hizo caso ni los socialistas admitieron la compañía de Cantarero, quien creó Reforma Social Española -RSE, una formación más en la sopa de letras de aquellos comicios-, que no obtuvo ningún escaño en la legislatura constituyente, en la que tanto le habría gustado participar a Cantarero. Sólo en las elecciones de 1982 consiguió ser diputado, por Guadalajara... y en las filas del PP, del que se quejaba que apenas le dejaban intervenir. En 1987 todavía formó parte, como diputado del PP, del Grupo Demócrata Europeo del Parlamento de la UE. Fue el final de una frustrada carrera política.
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