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La justicia obliga a la UAL a adaptar sus clases a una alumna con sordera

La universidad almeriense deberá cambiar su criterio de evaluación de prácticas

Han pasado nueve años desde que María del Mar Granados, de 27, se matriculó en la Escuela de Enfermería de la Universidad de Almería (UAL). Los compañeros que se inscribieron con ella en 1999 acabaron sus estudios en 2003. Pero a Granados se le cruzaron en el camino dos asignaturas: Enfermería Materno-Infantil y Enfermería Médico-Quirúrgica. No es que no pudiera con ellas, es que no le permitieron demostrar lo que sabía hacer porque la UAL no adaptó esas asignaturas para la sordera del 44% que padece.

Tras dos años intentando solucionar su problema por los conductos internos de la Universidad, Granados acudió a los tribunales en 2005. Un juez le dio la razón en 2006 y ordenó que se adaptara la parte práctica de esas asignaturas, pero la Universidad apeló al Tribunal Superior de Justicia de Andalucía. El alto tribunal andaluz ha vuelto a ponerse del lado de la alumna.

La estudiante de Enfermería ha perdido seis años litigando

"Lo que nos sorprende es que la Universidad, que está para formar a la gente, recurriera la sentencia. El fracaso de María del Mar es el fracaso de la UAL", dijo ayer el abogado de la estudiante, Juan Manuel Llerena. Y así lo viene a reflejar la nueva sentencia de la Sala de lo Contencioso-administrativa del TSJA que, en los fundamentos de derecho asegura que la UAL "debió, cuando procedió, al parecer sin la suficiente meditación, a la admisión de la recurrente para cursar los estudios de diplomada en enfermería, adoptar los necesarios refuerzos educativos".

Desde la institución académica siempre se apeló al hecho de que el hospital donde los alumnos de Enfermería realizan las prácticas, el Torrecárdenas, no pertenece a la Universidad y que, por tanto, la no adaptación de sus instalaciones se debía a "causas ajenas" a la Escuela de Enfermería. La sentencia tampoco obvia este hecho al manifestar que "no se le puede exigir que efectúe las modificaciones técnicas necesarias en un hospital que no es de su competencia (...) pero sí adaptar los criterios de evaluación de la parte práctica de dichas asignaturas a la hipoacusia que padece la actora (...)". El tribunal estima que si la sordera "no se tuvo en cuenta" en su admisión a cursar estudios, no se puede tras la creación de unas fundadas expectativas, "frustrarlas, tras varios años de carrera", pese a que en caso de obtención del título Granados no pueda ejercer la profesión en aquellos servicios hospitalarios en los que no hubiera realizado prácticas por "imposibilidad técnica".

La familia Granados siempre se ha sabido ganadora de la batalla moral y ahora lo es doblemente en la batalla legal. María del Mar Granados, que en la actualidad cursa Trabajo Social por la UNED, asegura que no volverá a matricularse en la Universidad de Almería hasta que se den las condiciones necesarias para terminar sus estudios. "Cuando se hagan las modificaciones necesarias se ejecutará la sentencia", señaló. Un comunicado de la institución académica informaba ayer de que la UAL está dispuesta a entablar una vía de diálogo "que sirva para cerrar de forma definitiva" el proceso judicial emprendido por la estudiante.

El fallo judicial forzará un entendimiento que cayó en saco roto antes de que la familia Granados recurriera a los tribunales. El padre de la alumna, José María, lo resumió con una frase: "Es fácil poner una rampa de acceso a minusválidos; compras cemento y ladrilllos. Cuando tienes que cambiar el alma y tu forma de ser, la cosa cambia".

María del Mar Granado, ayer, en Almería.
María del Mar Granado, ayer, en Almería.FELE

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