Guadix y Baza se unen por la fiesta del Cascamorras

Las localidades granadinas de Guadix y Baza están abocadas a pugnar con un particular por la marca comercial Cascamorras. La fiesta, que se celebra cada septiembre y es de Interés Turístico Nacional, está en boca de todos estos días en las comarcas del Marquesado y el Altiplano. Los ciudadanos quieren que la marca pertenezca a los ayuntamientos. La Hermandad de la Piedad, que organiza la fiesta, amenaza con no celebrarla si el particular no cede. Cada año, un vecino interpreta al Cascamorras que sale de Guadix a Baza para intentar recuperar la talla de la Virgen de la Piedad cuya propiedad se disputan los dos pueblos. En el recorrido el personaje es acompañado por miles de personas que lo embadurnan con aceite.

Valero reitera que no quiere lucrarse y que sólo desea proteger la fiesta

Los ayuntamientos piden calma y garantizan que habrá Cascamorras 2009, aunque Santiago Valero, que tiene registrada la marca comercial, no ceda los derechos. Tanto el alcalde bastetano, Pedro Fernández (PSOE), como el accitano, Santiago Pérez (PP), aseguran que emprenderán las acciones legales oportunas si es preciso. Valero alega que la fiesta "no es propiedad de nadie".

La polémica ha surgido este año, pero fue en 2007 cuando este particular, que es presidente de la Asociación Cascamorras de Baza, registró la marca. Ese año y al siguiente Cascamorras intentó sin éxito, como hace desde 1490, hacerse con la Virgen de la Piedad. Sin embargo, esta vez el presidente de la hermandad, Juan López Lechuga, no está dispuesto a que se celebre si antes Valero no transige.

Más de cinco siglos de tradición están en entredicho. Ningún ayuntamiento registró antes la marca. Lo hizo un particular y ahora le piden de forma inmediata la cesión de los derechos. En concreto, los que se refieren a publicidad, gestión de negocio, administración comercial y servicios de restauración u hospedaje.

Valero prevé reunirse el próximo abril con los alcaldes. Reitera que no tiene intención de lucrarse y que sólo desea proteger la fiesta. De hecho, según explica, está negociando la cesión de lo que recaude por quienes quieran utilizar la marca a asociaciones sin ánimo de lucro de las localidades implicadas. Eso no basta ni a la hermandad ni a los ayuntamientos. Los alcaldes confían en poder resolver el asunto por la vía "amistosa", pero si es necesario acudirán a los tribunales.