Con Guti no hay diálogo

En la plantilla del Madrid, o al menos en lo que queda de plantilla en esta semana de compromisos con las selecciones, dicen que lo de Guti con Juande Ramos es un simple "desencuentro". A Salgado le tocó ayer rebajar la tensión. "Son desencuentros que forman parte de la convivencia. Creo que se arreglará pronto y no irá a más por parte del mister. Hablará con Guti y no habrá problema", adujo el lateral. ¿Ingenuidad o discurso de conveniencia?

El caso es que Juande no habló ayer con Guti -consideró que un "¡bien Guti, bien defendido!", dicho en el partidillo, era más que suficiente- ni piensa hacerlo, a menos que sea éste quien golpee su puerta pidiendo arreglar las cosas. Pero Guti no es de los que acuden al despacho de un técnico a pedir explicaciones. Nunca lo ha hecho.

"Donde sabe que le van a meter caña se echa para atrás", dice el cuerpo técnico

Juande cree que el enfado del 14 es igual al que puedan tener Drenthe o Marcelo y que a él ni le va ni le viene. Pero a Drenthe y, sobre todo, a Marcelo sí que les ha concedido segundas y terceras ocasiones. También les ha dado muestras de cariño públicamente. A Guti, ni lo uno ni lo otro. "Es que las oportunidades se ganan luchando a diario en los entrenamientos, con la actitud, con el compañerismo...", sostienen en el cuerpo técnico.

Los problemas entre el canterano y Juande empezaron desde que el manchego se hizo cargo del equipo a mediados de diciembre. Nunca le gustó la actitud pasiva de Guti y su poca predisposición. Tuvo la suerte de que el medio estuviera dos meses de baja por lesión. Al regresar, los conflictos se precipitaron. Guti le reprochó públicamente -"¡no me jodas!"- que le sustituyera nada más empezar la segunda parte contra el Atlético. Juande, que en ese momento no le dio mayor importancia, le castigó con la suplencia en Liverpool, donde apenas jugó 15 minutos.

Después de aquel partido, Guti se despertó con un problema muscular que le impidió viajar a Bilbao. Juande está convencido de que esa lesión era una excusa para borrarse de un campo tradicionalmente complicado para los blancos. "Donde sabe que le van a meter caña se echa para atrás. Donde más se requiere su presencia se quita del medio. No le gusta meterse en el charco. Es el único futbolista que juega andando. Y no porque no pueda correr. Simplemente, porque es su actitud. Contra ello no podemos hacer nada. Es bastante mayor para que, encima, se le den ánimos", advierten en Valdebebas.

Por otra parte, desde la concentración con Holanda, Van der Vaart también se quejó, en declaraciones al diario De Telegraaf, de la falta de comunicación con Juande. El mediapunta, como es costumbre en algunos extranjeros, prefirió desahogarse y tirar la piedra con la prensa amiga y lejos del Bernabéu. "Aparentemente, el técnico no confía en mí. Eso es lo que hay. Si tuviera la sensación de que podría servir para algo, hablaría con él. Pero ahora mismo no tengo muchas esperanzas", dijo.