Dos obsequios del Sporting

El Sporting tuvo en su mano la posibilidad de hundir al Numancia, pero sus centrales se empeñaron en echarle una mano. Neru obligó al árbitro a pitar un penalti tras un abrazo poco cariñoso a Aranda. Su sustituto en el descanso, Gerard, convirtió un intento de despeje en una asistencia de oro a Goiría, que agradeció el regalo. Entre los dos goles sorianos llegó el del Sporting, en una generosa concesión del portero Juan Pablo. Sólo así, a golpe de equivocaciones, podía moverse el marcador en Los Pajaritos.

En un partido sin fútbol, sólo los tres goles y las dos expulsiones alteraron el pulso de la gente. Todo lo demás resultó superfluo.

Numancia y Sporting revivieron sus habituales y a menudo polémicos duelos en Segunda. Recordaron tanto sus orígenes que el juego, o como se llame lo de ayer, se convirtió en una sucesión de errores. La mayoría, intrascendentes. Tres, decisivos.

El juego de los errores graves empezó en el minuto 43, cuando en el saque de una falta Neru agarró en el área a Aranda cuando el balón volaba lejos de ambos. Pérez Lasa dio por bueno el chivatazo de su ayudante y Barkero transformó el penalti con solvencia. El Sporting asimiló el golpe en el descanso y, nada más empezar el segundo tiempo, lo arregló gracias al acierto propio, en un lanzamiento de falta de José Ángel, y al error ajeno, ya que Juan Pablo dejó el balón a pies de Barral.

El Sporting, animado por mil seguidores, se arremangó para ir a por los tres puntos. Pero, de repente, se encontró otra vez por detrás por la flojera de su defensa. Gerard no midió bien un salto y despejó mal de cabeza, Goiría lo intuyó y se adelantó a Lafuente para picarle el balón de cabeza. Cuatro minutos después, el árbitro expulsó a Juan Carlos Moreno, proporcionando la coartada perfecta para que el equipo soriano hiciese honor a su historia: el Numancia resistió.