El Dow Jones se queda anticuado
La crisis destapa las carencias en el cálculo y composición del principal índice bursátil
El Dow Jones Industrials Average es el índice bursátil más seguido del mundo. Sin embargo, la destrucción de riqueza vista durante los últimos 18 meses está alimentando un intenso debate sobre su cálculo y sobre su validez como referencia para los inversores. Cada vez son más los expertos que piden un cambio radical en su metodología. A diferencia de la mayoría de los índices, en los que las empresas ponderan por su capitalización bursátil, el Dow Jones es un índice ponderado por el precio de la acción. La caída de los mercados ha provocado que las acciones de cinco de las 30 compañías que componen el Dow Jones coticen por debajo de los 10 dólares, por lo que su peso en el mismo es mínimo. Estamos hablando nada más y nada menos que de General Electric (GE), General Motors (GM), Alcoa y
Un valor histórico como General Motors podría dejar el índice
La ponderación no es por el valor de mercado, sino por el precio de la acción
Citigroup y Bank of America. En cambio, las acciones que tienen mayor impacto en la marcha del índice son IBM, ExxonMobil y
ChevronTexaco.
La crisis cuestiona también el método que permite anticipar tendencias del mercado, la conocida como Dow Theory, un sistema analítico desarrollado por Charles Dow (fundador de The Wall Street Journal) a finales del siglo XIX. Basándose en ella, para que una tendencia se mantenga, el índice de valores industriales debe confirmar un máximo o un mínimo en el índice del sector del transporte (Dow Transports).
El principio de esta teoría es simple: si la industria está sana, el transporte saca tajada con la distribución de sus productos al consumidor. Con la teoría en la mano, las señales indican soltar lastre. Y para ello, en la plaza neoyorquina se fijan en tres cosas: los dos índices están experimentando caídas significativas desde los máximos en octubre de 2007, en los repuntes no superaron las marcas previas y los dos vuelven a marcar de nuevo mínimos.
No todos interpretan igual las señales ni ven la interdependencia. El modelo tiene sus límites. Durante décadas, los críticos han advertido que el Dow Jones se basa en el precio medio de las acciones, lo que da relevancia a los títulos con más valor. Esto provoca resultados engañosos. Por ejemplo, a efectos del Dow Jones da lo mismo que suba un dólar una acción que vale 100 dólares o que lo haga otra que vale 25 dólares, pese a que lo primero represente para ese valor un ascenso del 1%, y para el segundo, del 4%.
Además, el hecho de que incluya sólo 30 empresas no se considera representativo de los valores que mueven el mercado. Y la cotización de sus componentes no arranca a la vez la sesión. Por todo esto, cada vez son más los especialistas que recomiendan que se siga mejor el S&P 500 si quiere tener una perspectiva más amplia de la salud de la economía de EE UU, porque usan medias ponderadas para calcular el índice y porque sus componentes cambian con mucha más frecuencia.
A partir de todo esto, los expertos de D. A. Davidson ponen como ejemplo el descalabro de Citi y GM para opinar que la Dow Theory ya no tiene validez, porque el índice "no es representativo de los líderes" del mundo empresarial. "Los inversores institucionales simplemente no lo ven como un reflejo del mercado". Un remedio pasaría por hacer una estructura como la que se utiliza en el S&P 500, donde los valores tecnológicos tienen más representación, seguidos por salud, energía, finanzas y consumo. La cuestión es si se quiere cambiar el índice en esa dirección, cuando se supone que las blue chip (compañías de gran capitalización) son casi todas industriales.
Si los editores de The Wall Street Journal procedieran a un cambio, GM, al borde de la quiebra y Citigroup serían las primeras en sufrir la purga, y quizá Alcoa y Bank of America. "GM seguramente salga", señalan desde Hinsdale Associates. Otros expertos recomiendan sacar también a American Express, 3M, Verizon y
Home Depot. Y respecto a los nuevos socios que podrían integrar el club, en el parqué se citan a Visa, Apple, Cisco,
Nike y Honeywell Creen que esta combinación refleja mejor la economía de EE UU. ¿Qué pasa entonces con GE? ¿Y Google? Las respuestas no están claras, pero cada vez son más las que señalan que está cambiando la forma de invertir, y que los instrumentos de análisis también deberían hacerlo.
Richard Russell, editor de las afamadas cartas Dow Theory, discrepa de las críticas. Cree que la reciente caída es la evidencia de que el índice es capaz de señalar tendencias de mercado y apunta que el desplome afecta a todos los activos con excepción del oro, el dólar y los títulos del Tesoro de EE UU. -
Un método para un mundo sin calculadoras
El método de cálculo del índice Dow Jones Industrial Avarage se basa en una realidad, la de 1896, en la que no existían calculadoras electrónicas ni, mucho menos, ordenadores. El 26 de mayo de ese año, el periodista Charles Dow, el creador del índice, tuvo que inventarse un método con el que reflejar la evolución de la Bolsa para el que no hiciera falta más que lápiz y papel. Se le ocurrió sumar el precio de una docena de acciones representativas (los primeros miembros del Dow Jones) y dividir entre 12. El resultado, 40,94 dólares o, lo que es lo mismo, 40,94 puntos. Es decir, la ponderación es en función del precio en términos absolutos de la acción, y no se tiene en cuenta para nada la capitalización.
Con esta metodología, al Dow Jones de Industriales no se le llamó índice, sino media (average), y de ahí sus iniciales (DJIA). Los componentes iniciales eran en su mayoría empresas de productos agrícolas y materias primas como carbón, acero o plomo, y de ellas, sólo General Electric está hoy en el índice.
Aunque el Dow Jones pasó a tener 20 acciones en 1916 y 30 desde 1928, la metodología de cálculo ha seguido siendo siempre la misma: sumar y dividir, con la única salvedad de que el divisor se ajusta para respetar la continuidad de la serie histórica en caso de cambio de componentes o de operaciones especiales, como desdoblamientos o reagrupamientos (splits o contrasplits) de títulos. -
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