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Reportaje:

La cantera de actores, en barracones

Los profesores de arte dramático califican la situación de "decepcionante"

Quieren ser artistas. Estudian teatro, pero no tienen uno donde prepararse, sólo un espacio con sillas amontonadas y telas rasgadas colgadas del techo. Y estudian también danza, pero en las aulas en las que bailan los techos son bajos, el suelo rasca y las barras están medio descolgadas. Los 91 alumnos de la única Escuela Superior de Arte Dramático (ESAD) de la Comunidad Valenciana, situada junto al campus de la Universidad Politécnica, y futura cantera de actores valencianos, dan sus clases, desde hace 12 años, en barracones. Leo García, director de la ESAD, comparte la opinión de sus alumnos, que afirman que las instalaciones en las que están son precarias, aunque confía en poder cambiar de ubicación para el próximo curso. Sin embargo, la consejería de Educación todavía no ha dado el visto bueno.

"Hay hasta ratas en el cuarto de atrezo", afirma uno de los alumnos
"Las aulas son buenas y como si fueran de verdad", dice el director

Los de cuarto están hartos del pasotismo con el que dicen que la dirección les trata; los de primero estuvieron un semestre quejándose porque no tenían profesor de música, y para varios de los profesores, cuyo nombre y responsabilidad prefieren omitir, lo que pasa en la escuela es "extravagante" y "decepcionante". "Todos los años es lo mismo, una lucha tonta. Aunque esto tiene solución, ni a Educación ni a la dirección del centro les importamos", afirman varios alumnos en la terraza del bar de su "campus", mientras se escuchan los ensayos de los de música, cuyas aulas no están insonorizadas.

Los problemas de la ESAD son varios, aunque el más visible es el de las instalaciones. Desde hace aproximadamente 12 años, los estudiantes de arte dramático dan sus clases en aulas prefabricadas, que aunque con calefacción y aire acondicionado, necesitan un lavado de cara. Goteras, tornillos sueltos, suelos por pulir, además del hecho de tener que compartir las aulas con los alumnos de danza, que pasan a ocupar las instalaciones por la tarde. Para Emilio Sánchez, alumno de cuarto de 24 años, portavoz de la Asociación de Alumnos y miembro del Consejo Escolar, lo que ve todos los días es esperpéntico. "Hay hasta ratas en el cuarto del atrezo", sentencia.

Leo García, sin embargo, explicó que la dirección ya ha solicitado a la consejería de Educación el traslado al edificio contiguo, ocupado en este momento por los alumnos del Conservatorio Superior de Música, ya que según lo previsto, estos se mudarán a una nueva sede, cerca de la Ciudad de las Artes y las Ciencias, a principios de verano. "Sinceramente, no sé porqué llevamos tanto tiempo de esta manera. Eso sí, las aulas son buenas, como si fueran de verdad", afirmó.

Otra de las quejas, tanto de los estudiantes como de los responsables del centro, es que sólo se imparte una especialización, interpretación, y no dos como obliga un real decreto. "Todos los años lo pido, pero se trata de una voluntad política y económica", declaró García. Para Sánchez es una evidencia más del mal funcionamiento de la escuela.

Y los problemas siguen. Además de tener una pequeña habitación que igual sirve de biblioteca que de aula para las clases de teoría, y del abandono del lugar, chocante al compararlo con la Universidad Politécnica de Valencia, que está justo al lado, el plan de estudios que siguen está, para muchos de los alumnos, obsoleto. "No tenemos ni interpretación frente a la cámara", dicen indignados, "¿nos montamos un plató en casa y que los químicos hagan los experimentos en sus cocinas?", añaden. Uno de los profesores lo resume así: "En la ciudad tenemos grandes contenedores, pero no hay contenidos".

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