_
_
_
_
Tribuna:Primer plano
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

La bola y la cadena de Obama

Dos signos de los tiempos: primero, un amigo banquero me señalaba que uno sabe que su banco tiene problemas cuando el precio de sus acciones es más bajo que el coste de sacar dinero de uno de sus cajeros automáticos. Segundo, vayan a Google y escriban estas cuatro letras: m-e-r-e. Antes de que escriban nada más, Google mostrará una lista con las posibles cosas o personas que ustedes están buscando, y al principio de esa lista aparecerá el nombre de Meredith Whitney. Sale antes de "merengue" y "Meredith Viera". ¿Quién es Meredith Whitney? Es una analista de banca que se ha hecho famosa porque el año pasado anunció, mucho antes de que lo hicieran otros, que Citigroup estaba hasta el cuello de hipotecas basura y que probablemente no sobreviviría en su forma actual.

Los problemas con los bancos amenazan con devorar toda la presidencia de Obama

¿Saben cuántas personas tienen que estar buscándole a uno para que con sólo escribir cuatro letras aparezca su nombre lo primero? ¡Muchas! Pero no me sorprende. Nuestro sistema bancario tiene tantos problemas que todo el mundo busca un remedio mágico, y a la persona que pueda dar con él. Por desgracia, no lo hay.

Yo estoy preocupado. Acabamos de elegir a un joven presidente con talento y con muchas buenas intuiciones respecto a la forma de darle un empujón a nuestro país, ampliar la asistencia sanitaria para que cubra a más gente, hacer que nuestro sistema tributario sea más justo e impulsar una revolución industrial verde. Pero, ¿saben lo que me da miedo? Tengo miedo de que toda esta primera legislatura pueda ser devorada por Citigroup, AIG, Bank of America, Merrill Lynch y toda la burbuja inmobiliaria y de hipotecas de alto riesgo que hemos ido hinchando estos últimos 20 años.

Espero que mis temores sean exagerados. Pero pregúntense lo siguiente: ¿por qué no ha podido el ex secretario del Tesoro, Hank Paulson, resolver este problema? ¿Y por qué da la impresión de que su sucesor, Tim Geithner, ni siquiera se atreve a mirarnos a los ojos y exponer claramente su estrategia? ¿Es porque no se dan cuenta? No. Es porque saben -como Roy Scheider en la película Tiburón, en el momento en que ve por primera vez al gran tiburón blanco- que "vamos a necesitar un barco más grande", y les da demasiado miedo decirnos lo grande que tiene que ser.

Este problema es más complicado de lo que puedan imaginar. Estamos saliendo de un atracón crediticio de 20 años. Como país, fuimos muchos los que dejamos de ganar dinero fabricando cosas y empezamos a ganar dinero con el dinero: consumidores ganando dinero gracias a la subida del precio de la vivienda y empleando las ganancias en comprar televisores chinos de pantalla plana con sus tarjetas de crédito, y banqueros ganando dinero mediante la creación de valores complejos y apalancamiento, de forma que cada vez más consumidores pudiesen meterse en el juego del crédito.

Cuando esta enorme burbuja se pinchó, creó un cráter tan profundo que no podemos ver su fondo, porque ese agujero es la consecuencia de dos excesos relacionados entre sí. Algunos bancos tienen problemas por culpa de los valores hipotecarios de alto riesgo que tienen en sus libros de cuentas y que ahora sólo valen 20 céntimos por dólar debido a la morosidad generalizada.

Y muchos otros bancos (los que asumieron más apalancamiento, como Citigroup y BoA) tienen problemas por culpa de todos los préstamos en sus libros de cuentas que ahora no pueden devolverse. La mayoría de los grandes bancos aún no han saneado esos préstamos porque, si lo hicieran, serían insolventes. Para rescatar los valores tóxicos de alto riesgo harán falta miles de millones de dólares; para los préstamos podrían necesitarse billones.

Escalar las paredes de un cráter tan profundo va a ser difícil. Cualquier paso importante que intentemos dar podría disparar otros problemas, cuyo alcance no llegamos a entender del todo. Necesitamos crear un banco malo que compre y conserve los activos tóxicos de las hipotecas basura, o bien que el Gobierno compre el primer lote y cree un mercado, pero esto probablemente conllevaría rescatar a bancos que han actuado de forma muy imprudente. Es un precio que yo pagaría por salvar el sistema, pero hasta eso resulta muy complicado.

La nacionalización de Citigroup puede parecer buena idea en teoría, pero poner a Citigroup en suspensión de pagos podría desencadenar toda clase de impagos de contratos derivados que el banco ha suscrito. Puede que sea inevitable, pero sería mejor que comprendiésemos todos los riesgos que correrían las otras partes para que no desencadenemos sin darnos cuenta más efectos dominó del tipo Lehman Brothers.

Por el momento, el equipo de Obama parece que se inclina por un intento gradual de devolverles la salud a estos bancos enfermos mediante sucesivas transfusiones de sangre: 30.000 millones de dólares más para AIG hoy, otros 40.000 millones de dólares para Citigroup mañana. Y sólo Dios sabe cuánto dinero necesitará Bank of America después de que su breve escarceo amoroso con Merril Lynch le contagiara la enfermedad de los activos tóxicos. La Reserva Federal y el Tesoro parecen estar intentando darles a estos bancos el capital suficiente para que sobrevivan durante los próximos dos años, mientras eliminan el apalancamiento y los riesgos de sus carteras, y luego, a esperar que todo vaya bien.

Si aciertan, el presidente (al igual que el resto de nosotros) sólo tendrá un primer año de gran sufrimiento y luego podrá, poco a poco, dejar atrás la crisis bancaria.

Por ahora, sin embargo, los bancos siguen amenazando con consumir toda la presidencia de Obama. De hecho, siento informarles de que si escriben en Google estas dos letras, b-a, lo primero que aparece no es Barack Obama. Es Bank of America. Barack Obama aparece en tercer lugar.

© 2009 New York Times Service. Traducción de News Clips.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_