Emery intenta apagar los fuegos

-¿Ha perdido autoridad en el vestuario? ¿Alguno de sus jugadores le ha perdido el respeto?

-No. Rotundamente, no.

-¿Se ha negado algún futbolista a jugar un partido?

-No se ha negado ningún futbolista a jugar un partido.

-¿Tiene controlado el vestuario?

-Sí, tengo controlado el vestuario.

-¿No ha sido usted demasiado buena persona con estos futbolistas?

-En noviembre, ¿me preguntaba usted si yo era demasiado buena persona?

Así discurrió ayer la conferencia de prensa del entrenador del Valencia, Unai Emery, previa al partido que hoy disputará su equipo contra el Recreativo (20.00, La Sexta y Autonómicas) en Mestalla. Así se acerca a un encuentro en el que ya sólo vale ganar -no lo hace desde el 1 de febrero- si quiere recuperar el prestigio perdido, además de los puestos que dan acceso a alguna competición europea, tras una semana que empezó con la bronca del vicepresidente del club, Fernando Gómez -achacó falta de profesionalidad a algunos jugadores-, que vio cómo Miguel llegaba tarde a otro entrenamiento -es reincidente- o cómo Morientes reventaba un acto institucional con una queja infantil.

"Que nadie abandone porque quedan doce jornadas. Me niego a que se acomoden"

Ante esta sucesión de despropósitos, Emery pide unión. Como hizo cuando llegó al Valencia. "La unión ha sido una de las armas más fuertes que hemos tenido en los primeros meses", dijo. El técnico, que evitó cargar contra los jugadores, les exigió compromiso: "Que nadie abandone porque quedan 12 jornadas. Tenemos que trabajar, luchar y ofrecernos. Me niego a que nadie se acomode". Aun así, les eximió de culpas: "Éste es un grupo que quiere estar y que se compromete. Pero hay que estar encima de ellos. El equipo tiene tendencia a bajar los brazos. No porque quiera, sino por desánimo".

Los problemas económicos han terminado erosionando la unión del grupo. A ello se suma la acumulación de malos resultados, que ha destruido la confianza del equipo en sí mismo. En el último mes, el Valencia ha aplazado sin fecha el pago de la segunda parte de la ficha de los futbolistas -unos 15 millones-; ha suspendido, también sine die, las obras del nuevo estadio, a medio construir, y debe a las empresas constructoras del mismo otros 17 millones, que tampoco ha podido pagar desde febrero. Además, ayer se conoció que un vicepresidente del Internacional de Porto Alegre viajará hoy a Valencia, según Globo Esporte, para reclamar a la entidad los dos millones que tiene pendientes por el traspaso del guardameta Renan. "Debemos aislarnos de todo eso", aconsejó ayer Emery.

¿Y qué hará con Miguel o con Morientes? Según explicó el entrenador, Miguel "se mostró arrepentido. Sabe que ha cometido un fallo". Es baja médica. Y Emery le pide que recapacite, que se recupere, que se ponga a disposición del Valencia y ofrezca su mejor versión, como hizo los cuatro primeros meses del curso: "Todo lo que no sea ese Miguel no lo queremos". Morientes está ya indultado. Su enfado es producto de la situación puntual que vive el club, cree el entrenador. La solución para estas faltas de disciplina: "Diálogo y coherencia".

Mientras recobra o no la unión, el equipo se enfrenta hoy al Recre sin Villa ni Joaquín, lesionados. Tampoco eso es problema para Emery: "El equipo, sin Villa, va a dar la cara. El equipo, sin Villa, va a ganar".