"¡Hemos vuelto!"
Agüero y sus compañeros, eufóricos, ya se ven ganadores en el Bernabéu
El resultado era lo de menos. Hincar el diente al líder era secundario. "Lo más importante era el esfuerzo. Habíamos hecho hincapié en eso, en no bajar los brazos. Era nuestro lema". El ideario de Abel Resino no admite dudas: "Mis futbolistas tenían que dar la cara". Aunque en el mismísimo cuerpo técnico tenían sus dudas, la imagen del Atlético mejoró "notablemente" tras su empate del martes con el Oporto. Si la ida de los octavos de la Champions fue "probablemente el peor partido en toda la temporada", según la directiva rojiblanca, la visita del Barça sirvió de catarsis. "Calculo que empezaremos a ver la versión que quiero de este grupo dentro de diez días, en Portugal", espera el técnico toledano.
"En cinco días nos dimos un lavado de cara de 180 grados. Presionamos bien la salida del balón de Xavi y se notó de inmediato", decía, exultante, Antonio López. "Salimos reforzados y con la intención de vencer el sábado al Madrid", proclamó Abel, que endosó al Barça su tercera derrota del curso, la segunda consecutiva. "Nosotros recibimos demasiado castigo en el primer tiempo porque hicimos un gol que era legal y nos lo anularon. Pero tenemos un potencial enorme", insistió en su tesis.
Poco a poco, el trabajo de casi un mes del relevista de Javier Aguirre cobra forma. Ante el rival más inesperado, el Atlético sumó su segunda victoria del año. "Antes estábamos desorganizados", reconoció Maxi. "Estuvimos más ordenados que en anteriores partidos, con las líneas más juntas y la defensa mucho más adelantada. Todos hicimos un gran esfuerzo. A nivel personal, me tocó tapar la salida de los jugadores del Barça", resumió Forlán, que espera "impaciente" el clásico en el Bernabéu.
"El único equipo que puede partir más los encuentros que nosotros es el Barça, que, tácticamente, es un desorden en el ataque. Lo que pasa es que todos sus futbolistas, cualquiera, puede jugar en cualquier posición. Así, el intercambio continuo convierte en orden el desorden", razonaba Abel antes del duelo.
El "punto de inflexión" que aventuraba casi se quedó en nada. El "optimismo" y la "fe" del entrenador del Atlético chocaron otra vez con los despistes de su defensa. Pablo volvió a entregar la cuchara. Suplente a jornada completa con Aguirre y titular con Abel, sus fallos, como en el primer gol del Oporto, obligan todavía más al Atlético. Primero dejó el balón en bandeja a Henry. El francés hizo el resto. A la media hora, despejó un pelotazo que cayó en los pies de Touré en el círculo central. Unos segundos después, Messi se coló y enfrió momentáneamente los humos rojiblancos. Como colofón, Henry aprovechó su falta de comunicación con Heitinga para volver a distanciar al Barça. "Eso fue justo después de que yo fallara a un palmo de la portería, en la boca de gol. ¡Íbamos empatados y me pillé una bronca!", contaba entre risas Forlán; "menos mal que luego tuve la suerte de anotar el penalti, ya que me sentía culpable".
"Gracias a él nos volvimos a meter en la pelea por los primeros puestos. Tenemos calidad para luchar por estar entre los cuatro de arriba. ¡Hemos vuelto!", intervino Agüero. El delantero dedicó sus dos aciertos a su hijo, Benjamín, que con apenas 11 días estuvo en el palco. "Me dio suerte, ¿eh? Uno siempre sueña con jugar así siempre. Ante el Barça lo he conseguido y espero seguir frente al Madrid en la misma línea", opinó el yerno de Maradona, que se declaró "muy a gusto en el Atlético". Sus palabras no acallaron los rumores que le sitúan la temporada que viene en el Inter. Sobre todo, después de que su director deportivo, Mario Branca, reconociera el interés neroazzurro por el punta, cuya cláusula de rescisión contractual es de 60 millones de euros.
La nota negativa la dio Sinama, que, mareado de dolor, tuvo que ser retirado en camilla por "un traumatismo en el tendón de Aquiles y el tobillo izquierdo", según el informe de los servicios médicos del Atlético.
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