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Reportaje:Carreras & capital humano

Los ex políticos seducen a la empresa

Antiguos ministros y altos cargos 'fichan' por los consejos de administración y las cúpulas empresariales

Son auténticos estrategas del discurso. Saben moverse como pez en el agua en las relaciones sociales. Poseen los secretos del liderazgo y las habilidades negociadoras, amén de gran maestría para influir en los demás. Si a esto se añade su nada despreciable agenda de contactos, hablamos de potenciales ejecutivos de primerísima fila muy cotizados y codiciados por la empresa. Su abanico de influencias es su tesoro.

De los años de actividad política, el ahora directivo sabe aprovechar una especial capacidad de aprendizaje, así como su habilidad para negociar; sabe jugar con las palabras, hacer atractivos los caminos y, sobre todo, elaborar estrategias propias para hacer frente a eventuales conflictos, especialmente en tiempos de crisis. De hecho, según el ex ministro de Trabajo Manuel Pimentel, "la política proporciona experiencia para trabajar en situaciones de presión y es un efectivo aprendizaje de la naturaleza humana".

Zaplana, Serra, Tocino o Imaz son ejemplos del paso a la actividad privada
Su habilidad negociadora y su agenda, primeras armas para actuar

Son los nuevos espadas que, merced a sus movimientos bien estudiados, se embolsan cifras muy superiores a las correspondientes a la condición de diputado, por la que perciben entre 40.000 y 80.000 euros brutos anuales. Saben mandar, pero lo que les hace tremendamente poderosos es que saben escuchar y a qué puerta llamar dependiendo de las circunstancias. Todos ellos valen su agenda en oro. Una agenda que, si han sabido mover bien y conquistar mejor, les puede asegurar su futuro.

Y es que, por más revuelo que se forme tanto entre la propia clase política como en los medios de comunicación, la ley de incompatibilidades del sistema jurídico español no plantea mayor dificultad para pasar de la política a la empresa privada una vez cesado en el cargo. Anterior al cese, la ley deja muy claras las actividades privadas que son incompatibles con los altos cargos. Pero dedica muy poco a las incompatibilidades después de abandonarlos.

Si bien el caso David Taguas ha hecho correr ríos de tinta, muchos otros políticos han conseguido hacerse un más que destacado hueco en la actividad privada. Las salidas son muchas y variadas, eso sí, dependiendo de la formación anterior y, por supuesto, de las relaciones derivadas y aprovechadas en el ejercicio del cargo.

Sillones en la presidencia y en los consejos de administración del mundo de la empresa son los casos de ex políticos como el ex presidente del PNV Josu Jon Imaz, hoy presidente de Petronor; el ex ministro de Agricultura Luis Atienza, actual presidente de Red Eléctrica Española; el ex ministro de Asuntos Exteriores y Ciencia y Tecnología Josep Piqué, hoy presidente de la aerolínea Vueling; Antoni Zabalza, ex secretario de Estado de Economía, actual presidente de la química Ercros; Francisco Álvarez Cascos, ex titular de Fomento y presidente para España de la empresa tecnológica mexicana Softtek, y el más reciente fichaje de Telefónica, como el ex portavoz del PP en el Congreso Eduardo Zaplana.

La actividad bancaria es otra de las grandes receptoras de estos nuevos ejecutivos, como una vez más viene a confirmar la reciente incorporación del ex subdirector de la Oficina Económica de Moncloa, Rafael Doménech, nombrado economista jefe del BBVA para el área de España y Europa; el alcalde, ministro y vicepresidente Narcís Serra, presidente de Caixa Catalunya, o Isabel Tocino, ex ministra de Medio Ambiente y actual consejera del Banco Santander.

Otros que siguieron la estela de abandonar los mítines y abrir brecha en el tejido empresarial fueron Miguel Boyer, que pasó por la presidencia de CLH y, después de su experiencia en Ernst & Young, actualmente presta sus servicios laborales en Corporación Financiera Issos, o el caso del ex ministro de Fomento Rafael Arias-Salgado, como presidente del Grupo Carrefour.

Los hay que han apostado por dar rienda suelta a su faceta más emprendedora y montaron empresas, como el ex secretario general de CIU Miquel Roca Junyent, cuyo despacho se ha convertido hoy en uno de los cinco primeros en España por facturación. O como el caso del ex ministro de trabajo Manuel Pimentel, que fundó el Grupo Editorial Almuzara y es presidente del consejo regulador de la denominación de origen Montilla-Moriles.

La Universidad y las fundaciones representan igualmente otra vía para demostrar que, como dijo en su día el actual presidente de Petronor, "hay vida después de la política". Así lo demuestran experiencias como la del que fuera titular de Economía Carlos Solchaga, hoy presidente de la Fundación Euroaméricas y vicepresidente del Real Patronato del Museo Reina Sofía.

"No hay que esperar la jubilación sentados en el escaño"

Isabel Tocino es una de las pocas mujeres que tienen una larga trayectoria profesional tanto en la vida política española como en la empresarial. Fue la primera fémina al frente del Ministerio de Medio Ambiente, entre 1996 y 2000, con el Gobierno de José María Aznar. Y abandonó la política en 2002, "en plena mayoría absoluta del Partido Popular" y "después de una intensa y exclusiva dedicación de 16 años", señala.

Entonces, recuerda la actual consejera del Banco Santander, "me buscaron de una multinacional norteamericana de tecnologías, Siebel Systems, para que me hiciera cargo de la presidencia en España y Portugal. Allí trabajé cinco años. Durante año y medio fui, además, consejera de Banif. Dejé Siebel cuando fue comprada por Oracle y seguí en el mundo financiero como consejera del Grupo Santander", explica Tocino.

En su opinión, "es muy importante que un político tenga una carrera profesional y, por tanto, un currículo, antes de entrar en la política". En su caso, repasa: "Trabajé durante 14 años en la Junta de Energía Nuclear y en la Universidad como doctora en Derecho y profesora por oposición de Derecho Civil antes de ser diputada por Madrid".

Por ello, considera muy positivo que los políticos "no esperen la jubilación sentados en un escaño. Como considero igualmente positivo que quien procede del mundo de la empresa o del académico decida trabajar en política". Lo esencial, insiste Isabel Tocino, "es tener experiencia profesional antes de entrar en las cortes generales. Enriquecería mucho el nivel de los debates y no habría que fiarlo todo, como parece en ocasiones, a los papeles que hacen tan brillantes asesores como todos los grupos parlamentarios necesariamente tienen que tener".

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