DIARIO DE CAMPAÑA

- Rajoy con boina

Seguramente usted no lo sepa aún, pero la campaña gallega ha deparado un acontecimiento histórico: Mariano Rajoy, convertido en el gran reclamo para lograr el voto del rural. Durante años, en el PP gallego se vivió un verdadero choque de civilizaciones. En el partido lo llamaron la boina contra el birrete. Los de la boina eran los dirigentes rurales, que no tenían embozo en confesarse caciques, que utilizaban siempre el gallego en sus intervenciones públicas y que defendían un galleguismo folclórico y un populismo de gaita y empanada. El espíritu del birrete lo encarnaba mejor que nadie Rajoy, el chico del Casino de Pontevedra, que jamás habló en gallego, acérrimo defensor de la unidad de España y que torcía el gesto cada vez que le arrastraban a uno de esos aquelarres de pulpo y exaltación regionalista.

El último superviviente de la boina se llama José Luis Baltar, presidente del PP de Ourense, y en esta campaña ha sido el más asiduo acompañante de Rajoy. Éste no va a abandonar Galicia en toda la semana. En realidad, ha pasado allí casi toda la campaña. Ya sólo falta que un día se suelte a hablar gallego.

- 'O Presidente' ataca

La campaña del PSdeG es la apoteosis del presidencialismo. Ni un solo candidato hace sombra a Touriño. Incluso hay un cartel cuyo único lema es O Presidente (así, con mayúsculas). En coherencia con ese planteamiento, Touriño hizo una primera semana de campaña de tono más bien bajo, poco polémico, empeñado en convencer a los gallegos de que él es "el presidente de todos y contra nadie". Pero llegada la segunda semana de campaña, Touriño y sus asesores han dado un giro a la estrategia. El nuevo tono lo dio en un mitin en Noia (A Coruña), el domingo, en el que lanzó pullas indirectas contra su socio nacionalista y se proclamó como el garante de que en Galicia no habrá nunca "imposición lingüística", una expresión que sentó muy mal en el BNG. Ayer calificó de "ciegos" a los que sostienen que el cambio político que hace cuatro años puso fin a la era de Fraga no ha sido todo lo profundo que se anunciaba.