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Vuelve la Liga de Campeones | Lyon-Barcelona

"¡Hay un niño de seis años...!"

Antoni Carmona fue durante muchos años el hombre de confianza que Oriol Tort, director del fútbol base del Barcelona, tenía en la zona del Vallés. "Hay un niño al que tienes que ver", le insistía. Y Tort fue a ver al niño y descubrió una maravilla de seis años. "Es muy pequeño, ya le ficharás", le respondió el padre, que resultó ser Joaquim, ex futbolista y director de la escuela del Terrassa, en la que jugaba el chaval. Tardó cuatro años en convencerle, pero en julio de 1991, con once años, metió tres goles en la prueba de acceso y fichó por el Barça. Ahí sigue.

Joan Vilà, su entrenador durante sus primeros cinco años en el fútbol base, es, según Xavi, "el hombre" que le ha hecho "como futbolista". Vilà, que le llevaba a ver el dream team, discrepa: "Ha trabajado mucho para estar donde está, pero, físicamente, siempre fue fuerte y más resistente de lo que parece". La capacidad "para guardar la pelota, ese giro tan suyo, también la tenía de niño", dice. Y apunta: "Xavi es tan bueno que empezó de 4 y cada vez juega más cerca del área. Normalmente, el tránsito es al revés. Empiezas de delantero y acabas en la defensa", argumenta Vilà.

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Benji conoció a Xavi a los 12 años, en el aula de sexto de EGB de la Escuela Práctica de Terrassa: "Ya jugaba en el Barça, pero era muy buen estudiante". Crecieron juntos jugando al futbolín -"es buenísimo"- y coleccionando cromos: "Recuerdo el álbum del Mundial 94", dice Benji, que forma junto a Rubén y Justri el núcleo duro de Xavi: "Como amigo, se parece mucho al futbolista: Siempre piensa en los demás".

Benji sabe que en los vestuarios del fútbol español a Xavi le llaman Pelopo porque conoce a Miguel Ángel. O sea, a Miguel Ángel Lozano, medio centro del Málaga. "Conozco a Xavi desde los ocho años, de la selección de benjamines del Vallés. Xavi ya guardaba la pelota y yo repartía los palos" recuerda. Después fueron compañeros en el vestuario del Mini el año que subieron a Segunda A. "Le metimos cinco al Madrid. Eran mayores, pero nosotros teníamos un equipazo: Arnau, Felip, Mario, Luis García, Jofre... Aquel año nació lo de Pelopo. "¿Qué significa? ¡Qué va a significar! Es argot de barrio, ya sabes: pelo-po, de po... Me entiendes, ¿no?", dice tratando de ser educado Miguel Ángel.

Puyol, que también jugaba en ese equipo, de interior entonces, recuerda que Xavi actuaba de medio centro y que, "como ahora, nunca perdía la pelota". Puyi supo de Xavi el mismo día que llegó de La Pobla para probar por el Barça: "Jugaba en el equipo rival y me fije en él sencillamente porque siempre tenía la pelota y no se la quitaba nadie". Aquella noche, Puyol se metió en la cama convencido de que era imposible que el Barça le fichara "¡Cómo iba yo a jugar con un tío tan bueno!". Xavi y Puyol se quieren mucho. Puyol le sigue llamando Pelopo ahora que forman, junto a Valdés e Iniesta, el clan catalán del vestuario. Juntos ganaron la Copa de Europa de 2006 al Arsenal y eso no se olvida. Iniesta se pasó con Xavi parte del partido en el banquillo. "La primera parte fue horrible. Nos mataban los nervios porque ellos jugaron mejor" recuerda Iniesta. "Cuando acabó el partido, Xavi me dijo: 'Menos mal que has salido. Si no, no ganamos'. Es seguramente lo mejor que me han dicho nunca porque vino de quien vino", recuerda Andrés.

Valdés recuerda lo mal que lo pasó Xavi aquel año por culpa de la lesión que le privó de jugar la final. Por eso guarda enmarcada una foto con Puyol, Andrés y Xavi: "Estamos con la Copa, en las Golondrinas del puerto de Barcelona. Para mí, es un recuerdo especial porque, aunque no jugara, Xavi siempre estuvo a nuestro lado. Xavi es mucho Xavi". Casillas el portero del Madrid, da la razón a Valdés. "Como futbolista y persona, el pelopo es muy grande", asegura Iker, que conoció a Xavi en 1999, en Nigeria, en el Mundial sub 20, que ganaron juntos. Sigue sin comprender por qué Xavi no fue escogido como mejor futbolista del torneo: "No sé a quién se lo dieron, pero Xavi fue el mejor".

El elegido fue curiosamente Keita, de Malí. Ahora son compañeros en el Barça. Xavi tuvo que esperar hasta el 29 de junio de 2008, en Viena, a que el fútbol se rindiera a sus pies.

Aquella noche, desde el vestuario del estadio Ernst Happel, pura fiesta, Xavi sacó el teléfono móvil y llamó a su familia. Luego, mandó un sms a Vilà, su primer entrenador: "Gracias. Sin su ayuda, nunca habría llegado hasta aquí".

Típico del Pelopo.

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