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Elecciones 1-M | Galicia

DIARIO DE CAMPAÑA

- Debates y muebles.

La campaña gallega tenía que haber vivido ayer su momento culminante, el duelo ante las cámaras que debería servir para que los candidatos de las tres fuerzas políticas representadas en el Parlamento confrontasen sus propuestas ante los ciudadanos. Pero a los electores gallegos les persigue una maldición: desde que en 1993 se enfrentaron Manuel Fraga y el entonces líder socialista, Antolín Sánchez Presedo, no ha vuelto a repetirse la liturgia del debate, imprescindible en la mayoría de democracias occidentales.

Descartado el duelo por la negativa del líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, la campaña ha vuelto al tono mustio del que no ha logrado desprenderse desde el primer día. Cada candidato va a lo suyo, ensimismado en su discurso, sin confrontación de ideas o de propuestas, sin ningún tema con recorrido que pudiera servir para comparar las posiciones de los partidos. El único debate de cierto alcance ha sido, en realidad, un metadebate: la discusión bizantina sobre el duelo televisivo. Bueno, también se habla de muebles. Como si en lugar de programas se enfrentasen catálogos de decoración.

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Guerra de sillas en la campaña gallega
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