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Reportaje:DENTRO DE CARTEL | Elecciones 1-M

Soneira y su encaje de bolillos

Es la voz socialista en el Parlamento gallego de A Costa da Morte, la emigración y, en menor medida, del medio rural. "No aspiro a más". Marisol Soneira, que reseña en su currículo ser "la primera responsable del programa de recuperación artesanal" del encaje de bolillos de su Camariñas natal, ha aprendido también a tejer y ajustar piezas en el tablero político. Y a rebajar el tono de sus diatribas en los mítines o desde la tribuna del hemiciclo.

Cuando llegó al Pazo do Hórreo en 1998, a mitad de legislatura, aquella mujer alta y reivindicativa de su tierra, "la comarca más atrasada y olvidada de Galicia", hacía gala de una vehemencia y hablar sin rodeos que sorprendían, por inusual. "Algún disgusto me valió", confiesa con una sonrisa al admitir que su dialéctica perdió, a los 54 años de edad, en virulencia e ímpetu. "No lo hago porque me lo pidieran, aunque me hacían comprender que no gustaba, sino por la edad". "He aprendido que no hay verdades absolutas y ahora sé que los demás también tienen razón", reflexiona.

Se indigna cuando oye hablar de la "manipulación" del voto emigrante

Aunque hay debates que le siguen sacando de sus casillas. "Llevo fatal la hipocresía, como cuando el PP reclama que se libere el peaje de la autopista de Carballo cuando ellos lo hicieron imposible, o piden obras que, tras décadas de olvido, por fin se hacen. Ahí soy beligerante. Me vuelve la vena más agresiva. ¡Pero si con Emilio de presidente hay una apuesta por A Costa da Morte como nunca jamás!".

A Marisol Soneira, incapaz de llevar sus discursos por escrito o seguir consignas, le repatean los eslóganes. Y los "diseñadores de marketing electoral, deshumanizan la política". "La vida no es un eslogan, hay que ser la voz de los ciudadanos reflejando todas las capas de la sociedad. Si toca hablar de juventud pero el público es en su mayoría anciano, pues se le hablara de la tercera juventud, ¿O no?".

En campaña por un tercer mandato como diputada, acaba de regresar de Latinoamérica. El sábado estará en un mitin en Berna (Suiza). Asegura que ser la voz de la emigración es lo que más le marcó "como persona y como política". Empezó "por obligación", cuando le encomendaron esa tarea en la Ejecutiva del PSdeG y en el grupo parlamentario. "Pero ahora lo soy por devoción. Engancha, allí se vive más Galicia y España". Soneira se indigna cuando oye hablar de la "manipulación" de los emigrantes y su voto. "Es mucho menor que en algunos ambientes del rural gallego", sentencia.

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Muchas satisfacciones pero también disgustos. Como la investigación por pagar supuestamente con fondos públicos el viaje de una agente electoral a América para recabar votos para el PSOE. "Quedó demostrado que sólo le presté ayuda a una persona". Un episodio que vivió como "un mal momento, no en el plano político, sino en lo personal". "Me hizo ser un poco peor persona porque ahora, cuando llaman a mi puerta para pedirme cualquier cosa, desconfío".

Aunque su despacho sigue abierto a "todos", apunta esta política curtida en "la vida local, allí donde se intenta solucionar los problemas de la gente mirándola a la cara". Una carrera iniciada "en la Transición, porque no había agua en mi pueblo durante los veranos", y fraguada durante dos décadas (de 1983 a 2005) como concejal de Camariñas, bastión municipal del PSOE. Continuará, espera, desde el Parlamento. "Te pilla la espiral de la política y es difícil apearse".

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