Envenenado apoyo del PP a López
Basagoiti ofrecerá sus escaños al PSE para comprobar si tiene voluntad de derribar a Ibarretxe - Los socialistas evitan hablar en campaña de estos apoyos
En realidad, el verdadero interés de estas elecciones vascas empezará el 2-M. Será a partir de entonces cuando se entrecrucen los guiños políticos encaminados a formar el Gobierno menos inestable posible. Sin los abertzales en el Parlamento de Vitoria, la tradicional suficiencia nacionalista se evapora. Nadie en el PNV es capaz de asegurar hoy que el tripartito -incluso invitando a Aralar- alcanzará la mayoría absoluta. En cambio, más de un dirigente del PNV reconoce sin tapujos que "nunca como ahora" es tan posible que el PSE gobierne con el apoyo del PP. Incluso, cada día lo repiten intencionadamente con mayor carga de dramatismo procurando que el "miedo a un Gobierno de españoles" se meta en el cuerpo del patriota vasco.
Los socialistas callan. Tienen hechas las cuentas pero guardan un calculado silencio porque forma parte de su estrategia. Saben que así la movilización nacionalista será mucho menor. Además, acogen con indisimulado agrado que en plena campaña el PP les dé "caña".
Pero este hostigamiento popular de ahora resultará un espejismo en apenas quince días. Antonio Basagoiti suspira por alcanzar un rédito electoral suficiente (12-13 escaños al menos) que le permita "comprometer" la auténtica "voluntad de cambio" del PSE-EE, eufemismo de "desalojar de una vez" al lehendakari Ibarretxe.
El PP llegó a reclamar muy pronto al PSE tres consejerías (Educación, Interior y Cultura) para un futuro acuerdo. Quizá Basagoiti se sentía obligado a decirlo para hacer ver a los suyos que "por primera vez podían tocar poder" en el País Vasco. No lo ha vuelto a repetir. No procede: sólo sirve "para dar munición al PNV". Tampoco es muy probable que lo haga a partir del 2-M. De hecho, en Génova hay quien apuesta por formular en la noche electoral "un pronunciamiento del PP entregando su apoyo al PSE sin condiciones" porque "comprometería al máximo a Patxi López".
Los populares, según esta estrategia, prevén que si los socialistas renunciaran a los votos del PP incluso sin contrapartidas, comprometiendo de paso la opción real de formar Gobierno, "en el País Vasco y sobre todo en el resto de España nadie entendería que desaprovechen la oportunidad de cargarse a Ibarretxe". Para los socialistas, es un apoyo envenenado porque son conscientes de que una fórmula de Gobierno PSE-PP "sólo tiene un apoyo del 4%", según la encuesta del CIS.
Para Basagoiti, cualquier solución le resulta rentable. Si al PSE le puede finalmente el "miedo escénico" de desalojar a Ibarretxe, los populares tendrían abonado su argumento contra "el entreguismo socialista" durante los cuatro próximos años. Si López da el paso adelante, con el paso del tiempo le irán cobrando los réditos de un apoyo implícito tan decisivo. Ahora bien, si los socialistas vacilan en su decisión y el PNV necesita de más de nueve votos para gobernar, hasta Basagoiti sabe "que Urkullu le llamará".
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