Cuatro horas de rabia vecinal

Alrededor de las 13.45 de ayer, el supuesto asesino de Marta del Castillo, Miguel Carcaño y su hermano mayor, Javier, volvieron a su casa de la calle León XIII, 78. Fueron a reconstruir la escena del crimen bajo la presencia del juez y la policía científica. Estuvieron más de cuatro horas dentro del piso, el bajo C.

En apenas unos minutos y bajo un fuerte sol, la zona comenzó a llenarse de vecinos que se agolparon por centenares a los dos lados del cordón que precintaba la calle, los más curiosos se asomaron por los balcones, las ventanas, las terrazas y las azoteas de los edificios colindantes.

La tarde fue pasando sin apenas movimiento en el exterior, y el sol que calentaba a las 14.00 perdió fuerza. A las 18.00, los policías que supervisaban la calle se abrigaron con sus chaquetas, pero los vecinos resistieron de pie y sin moverse hasta las 18.30, hora en la que salieron los hermanos.

Javier y Miguel entraron cada uno en un coche, ambos esposados, agachados y tapados con capuchas negras. Recorrieron apenas 15 segundos bajo los silbidos, chillidos y gritos de "asesino, te vamos a matar" que los cientos de vecinos con la rabia contenida durante horas se enfurecían en soltar. Incluso la policía llegó a intervenir a unos jóvenes que se mostraron excesivamente exaltados. Acto seguido, los agentes sacaron de la casa varias bolsas con enseres de los hermanos.

Al término de la operación, Loli, una vecina que conoce bien a los detenidos, se apiadó de Javier; "al entrar en el portal me ha saludado, y me han dado hasta ganas de abrazarle". Todos los inquilinos del bloque sostienen que eran unos chicos muy educados.