Quintana dice que Feijóo arroja Galicia "a los pies de la extrema derecha"

En ciertos círculos se acusa al bipartito de practicar un cambio moderado, casi imperceptible. Y esa crítica provoca estragos en una fuerza que hace bandera del inconformismo como el BNG. Día sí, día también, su candidato, Anxo Quintana, se siente en la obligación de responder "a los que quieren más". No hay cambio histórico que se practicara en dos días, les recuerda. Lejos del perfil revolucionario con el que se pretende identificar al Bloque, su portavoz nacional recomienda ir "poco a poco, porque en la historia de la humanidad ningún país promovió cambios estructurales que se consolidaran en dos días".

A los postres de una comida que reunió en un restaurante de Pontevedra a alrededor de un millar de jóvenes, explicó que la Xunta no lucha para torcer la herencia de 16 años de fraguismo, sino la de "50 años de derechas y de caciques", y eso "no se logra en tres años y medio". Del mismo modo que en estas elecciones, "las más importantes de la historia de la autonomía", la alternativa no es volver a Manuel Fraga, sino a un PP, el de Alberto Núñez Feijóo, que quiere "una Galicia de quinta categoría, puesta a los pies de la extrema derecha y de los predicadores radiofónicos que mandan en su partido".

La muchachada, que a esas alturas ya había dado cuenta de un menú a base de calamares, empanada, langostinos, carne y postre, todo ello regado con botellas de ribeiro repartidas con generosidad, aplaudió tanto las críticas al PP como las llamadas a la moderación del cambio. Pagaba el BNG.

A los jóvenes que le jaleaban con gritos de "presidente, presidente", Anxo Quintana les animó a ir a votar aunque sea sin pasar por cama. "De reenganche", como propuso la secretaria general de Galiza Nova, Iria Aboi. El candidato reelaboró el mensaje. "Si el sábado queréis ir de carallada, adelante, pero el after-hours del día 1 está en las urnas", les reclamó. Cerraba así un discurso en el que reivindicó las políticas de juventud llevadas a cabo desde la Vicepresidencia de la Xunta.

"Hacemos política para jóvenes contando con los jóvenes", alardeó el candidato, que reinterpretó el discurso del mitin que esa misma mañana había ofrecido en Zas, al borde de la Costa da Morte. Como horas antes, prometió un complemento especial para los parados gallegos, "más dañados por la crisis" que los del resto de España. Y como horas antes, se refirió al debate.

Los estrategas del BNG saben que la abstención es el gran enemigo del bipartito. La reedición del pacto pasa por evitar una caída acusada de la participación. El debate, en su opinión, crearía ambiente electoral, y lo haría en unas fechas tan particulares como el carnaval. De ahí que Quintana no deje pasar un día sin retar a Feijóo a enfrentase con él y con el socialista Emilio Pérez Touriño el próximo viernes.

La retahíla de condiciones al debate del aspirante del PP es propia de un "repugnante", le acusó ayer. Y la atribuyó precisamente al ánimo de promover el absentismo, en medio de una campaña, la de Feijóo, "pasmosa: sin chicha ni picante".

El aspirante nacionalista cerró la jornada en Tomiño, donde volvió a la carga. Acusó al presidente regional del PP de "preferir el sermón de la montaña o la difamación y la mentira antes que el debate democrático". PP o BNG. "Hay que elegir", opinó Quintana. Del PSOE, como es habitual, ni una sola palabra.