Erfurt quiere conservar su Renau

El gran mural que recorre desde hace más de dos décadas las fachadas del antiguo centro cultural de la plaza de Moscú en la ciudad alemana de Erfurt casi había caído en el olvido. Pocos en la capital de Turingia recordaban que es obra del artista valenciano Josep Renau y que el mosaico de miles de teselas de vidrio industrial es un ejemplo destacado de su trabajo como muralista. De los pocos que quedan del legado alemán de Renau, que acabó sus días de exilio tras la Guerra Civil española en la extinta República Democrática Alemana, donde murió en 1982. Pero la situación ha cambiado, y Erfurt vueve sus ojos hacia el arte de Renau y busca una solución para preservar el mural, adosado a un edificio en mal estado.

"El Ayuntamiento tiene gran interés en que el mural se quede en Erfurt, y muchos ciudadanos también", afirma el concejal de Cultura, Karl-Heinz Kindervater. La ciudad protegió la obra hace más de un año, pero el interés por el mural arranca el pasado otoño, cuando colaboradores del artista y familiares empezaron a moverse ante la posibilidad de que se derribara el inmueble que decora el mosaico, titulado La naturaleza, el hombre y la cultura'.

Había una compraventa en marcha y conversaciones sobre una demolición. El Ayuntamiento intentó tranquilizar a los interesados y aseguró que no permitiría daños al mural, pero la preocupación cruzó las fronteras y llegó al Gobierno, a la Generalitat y a la Fundació Renau, cuyos fondos están depositados en el IVAM.

En atención a esa preocupación, el Ayuntamiento de Erfurt organizó una reunión el pasado 2 de febrero para tratar del futuro del mural, ya que el propietario ha confirmado su interés por construir un inmueble nuevo. Al encuentro asistieron responsables de Patrimonio de la ciudad, del Land de Turingia, de la embajada española en Berlín y de la Fundació Renau, técnicos, y el dueño del edificio. "Lo que todos tenemos claro es que no queremos que se desmonte el mural y que acabe almacenado", asegura Kindervater. Aparte de preservar la obra, el "primer objetivo" es que se quede en Erfurt y a ser posible en el mismo entorno para el que fue concebida. Renau calculó el impacto visual del mural desde todos los puntos de vista de la plaza de Moscú, por lo que ese es su lugar idóneo.

Un informe pericial que encargará la ciudad determinará cómo se puede desmontar el mural, o si es necesario mantener las fachadas para no dañarlo, y analizará la opción de recolocarlo en otro inmueble. El propietario, dice Kindervater, "esta abierto" a diferentes posibilidades. No en vano, el mural realzaría su nuevo edificio.

En caso de que no fuera factible mantener la obra en el inmueble o su entorno inmediato, "sería posible que el mural fuera a España", añade el concejal de Erfurt. Una oportunidad que vería con buenos ojos el IVAM.

La directora general de Patrimonio de la Generalitat, Paz Olmos, está en contacto con la embajada en Berlín desde que trascendió el futuro incierto del mural. "Nos satisface ver que se han movido las cosas para proteger el mural y para ello hemos ofrecido nuestra colaboración", explica Olmos, que considera que una compra o traslado a España es sólo "una posibilidad teórica". Fuentes de la embajada en Berlín destacan la "línea de diálogo" abierta por Erfurt en torno al mural, con invitación a todas las partes interesadas.