El derecho a decidir entre el cambio de López o la continuidad de Ibarretxe

Cambio o continuidad. Patxi López (PSE-EE) o Juan José Ibarretxe (PNV). Estatuto o ambición soberanista. En un País Vasco históricamente habituado a dividirse por pasiones tan antagónicas como rotundas, tampoco las elecciones autonómicas del 1 de marzo serán capaces de vulnerar esta norma tribal no escrita. Llegan polarizadas al máximo y agitadas por la histórica ausencia de la izquierda abertzale, pero, sobre todo, rodeadas de una abierta igualdad que complica cualquier pronóstico desapasionado y alienta las combinaciones de los futuros posibles pactos de Gobierno.

- La encuesta del CIS. El escenario político que el sondeo del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) dibuja para las elecciones vascas del próximo 1 de marzo coincide en sus trazos más gruesos con las previsiones de los dos principales partidos (PNV y PSE-EE), conscientes ambos de que sus fuerzas estarán más igualadas que nunca en las urnas.

El CIS apunta a que será imposible reeditar el Gobierno tripartito

El PSE es consciente de que Zapatero jamás permitirá un acuerdo con el PP

El sondeo del CIS confirma el pronóstico nacionalista de que será imposible reeditar el gobierno tripartito PNV-EA y EB porque sus escaños previstos (33-35) se quedarían a tres de la mayoría absoluta; incluso, si añade los parlamentarios de Aralar, todavía estaría uno por debajo de los 38 requeridos. Por el contrario, los socialistas (subirían de 18 a 26) tendrían prácticamente asegurado formar con el apoyo del Partido Popular (11-12) ese Gobierno que tanto teme el presidente del PNV, Iñigo Urkullu. No obstante, el pacto preferido es el de nacionalistas y socialistas (20%).

Con todo, los datos del CIS desvelan tres rasgos muy significativos, y todos ellos son a favor del PNV. Y es que Juan José Ibarretxe supera con creces en valoración a Patxi López aunque sólo un 33,4% ve buena o muy buena su gestión; se le considera, además, como el más capacitado para abordar la actual situación, y a su partido quien mejor defiende los intereses del País Vasco. Por el contrario, los socialistas tratarán de rentabilizar la criticada gestión del Ejecutivo en los últimos cuatro años, que sólo es buena o muy buena para el 28,5%.

- Lo que se juegan los partidos. El nacionalismo siente de verdad que su continuidad en el poder está más comprometida que nunca. Ésa y no otra es la clave de estos comicios. El aplastante triunfo socialista en las generales y el fallido intento de la consulta de Ibarretxe han metido el miedo en el cuerpo del PNV. Algunos de sus cargos admiten sin rubor que hay "mucha igualdad"; otros, que "ganaremos por poco"; pero donde todos coinciden es en asegurar que "seguiremos gobernando". El poder, primer mandamiento nacionalista.

Los socialistas, en cambio, reconocen que si el PNV gana las elecciones, sus posibilidades de formar Gobierno se reducirían mucho. Aunque han escuchado que tendrán las manos libres para administrar los resultados del 1-M, nadie duda de que el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, jamás permitiría un acuerdo PSE-PP porque sería considerado "frentista" y pulverizaría el "espíritu de cambio que estamos proclamando", dicen algunos socialistas.

Pero el PSE de Patxi López sabe que si desperdicia la opción de gobernar asestaría un mazazo al sector dominante de su organización que "clama", con sonora insistencia después de las últimas generales, por "el cambio en Euskadi". No obstante, si la victoria fuera imposible, hay un sector, minoritario y veterano, que se conformaría con reeditar el Gobierno de coalición con el PNV, pero, eso sí, sin Ibarretxe. Como es obvio, desde la otra orilla esta fórmula alternativa se antoja "imposible" ya que conllevaría la amortización traumática de su principal referente político y avivaría, de paso, las tensiones internas ya que el futurible nuevo lehendakari (¿Andoni Ortuzar en ese caso?) procedería del sector pactista y no del soberanista

- La campaña. Los primeros efectos devastadores de la crisis económica con una sucesión atropellada de empresas en regulación de empleo y el polémico debate sobre las listas de la izquierda abertzale han convulsionado esta reñida campaña.

Su ausencia por vez primera del Parlamento vasco, donde han sido aliados del lehendakari Juan José Ibarretxe desde el año 1999, también les obligará a una profunda reflexión interna sobre su futuro. Carentes de proyección e ingresos institucionales hay quien alerta de que "su acción política quedaría en manos de ETA". Esta radicalidad complicaría el sinuoso jeroglífico vasco. De momento, las fuerzas policiales advierten del "fundado" riesgo de que el terrorismo actualice su protagonismo en esta campaña electoral. Ya lo rentabilizó hace un año, en las generales, con el asesinato del socialista Isaías Carrasco en Mondragón.