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Reportaje:

La penúltima muerte del 'skate'

Una exposición confirma la mala salud de hierro del monopatín en Barcelona

Una de las grandes paradojas es que Buñuel haya pasado a la historia del cine como el director de la religiosidad, a pesar de ser ateo, o precisamente debido a ello. De la misma manera, Barcelona va camino de convertirse en el eterno paraíso para los amantes del skate board porque la dimensión simbólica de la ciudad como el templo mundial de este deporte no deja de reforzarse, a pesar de los intentos de las autoridades locales por sofocar su práctica, o quizá como consecuencia de ellos.

El FAD acoge la exposición Skate-art, que muestra los mejores ejemplos de arte urbano sobre tablas de monopatín y que, por la forma en que se ha gestado, representa perfectamente la mala salud de hierro de que goza la cultura del skate en la ciudad. La exposición aprovecha el material que Lester Barreto y Pedro Dias utilizaron para su obra La muerte del patinador, un mural de 14 por 8 metros compuesto por más de 400 tablas de monopatín que estuvo expuesto durante dos meses, hasta mediados de diciembre, en la fachada del FAD que da a la plaza de los Àngels, frente al Macba. La obra representaba la muerte de un patinador, que aparecía caído en el suelo, en respuesta a la prohibición de la práctica del skate en la plaza, el lugar más emblemático de la ciudad para los aficionados a este deporte. "Si no fuera por los patinadores la plaza estaría muerta y desaprovechada, tiene el suelo liso y un diseño que no es acogedor, no invita a convivir, y los patinadores le han dado un uso a este espacio público", afirma Pedro Dias, diseñador gráfico que llegó hace tres años desde Lisboa para reciclarse en diseñador de espacios públicos.

En primavera y verano, mucha gente de todo el mundo va a patinar a la ciudad

Recientemente tuvo lugar en el FAD un taller artístico abierto al público en el que los asistentes recibieron de forma gratuita una de las tablas del mural, que podían personalizar a su gusto con los aerosoles y rotuladores que la organización les proporcionaba, junto a reconocidos artistas gráficos de la ciudad. "Las playas siguen debajo de los adoquines y nos esperan" y "la plaza para quien la usa" eran algunos de los eslóganes que los asistentes grababan en sus tablas. En enero de 2006 entró en vigor la ordenanza cívica que prohibía la práctica del skate en los espacios no habilitados, permitiendo a la Guardia Urbana incautarse de los monopatines y poner multas de hasta 1.500 euros. Ante las quejas de algunos vecinos, especialmente de los mayores, el Ayuntamiento ultima un plan para acotar los skates en la plaza del Macba. El proyecto, que será presentado en unos días, prevé incorporar mobiliario urbano para hacer más difícil la práctica de este deporte. El distrito de Ciutat Vella niega una gran reforma y apunta "pequeñas actuaciones preventivas". Sin embargo, la posición central de Barcelona en el imaginario colectivo del skate permanece inalterada. Julio C. patina en la plaza de los Àngels desde hace 17 años y afirma: "La policía intenta disuadirnos, multan a algunos, por las tardes limpian las calles con agua y así matan dos pájaros de un tiro porque no podemos patinar, pero no pueden controlarlo. Especialmente en primavera y verano, cuando mucha gente viene a patinar desde todo el mundo". La ciudad aparece en las guías y revistas especializadas como un destino ineludible por la cantidad de espacios idóneos que ofrece: plaza de la Universitat, Puerto Olímpico, avenida del Paral·lel, plaza de los Països Catalans, Torras i Bages o la zona del Fórum, ahora habilitada para la práctica del skate.

Muchos aficionados critican la actitud ambivalente del Ayuntamiento respecto al skate: por una parte lo persigue, mientras que por otra parece usarlo para mejorar la proyección internacional de la ciudad. "En vez de prohibir la práctica, habría que encontrar soluciones intermedias, como acordar horarios para los monopatines", dice Max Porta, responsable del proyecto Skate-Art, que reconoce que hay patinadores que dan mala reputación al colectivo con su conducta. La exposición Skate-art es una selección de los 40 monopatines con los mejores diseños. Se puede visitar hasta el jueves en la cripta del FAD. Simbólicamente, las tablas se han depositado en el interior de los nichos de este espacio subterráneo, que acogían cadáveres en el antiguo convento. Es el último funeral por el muerto más vivo de Barcelona.

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