En vilo por el agua

El partido, previsto para las 21.00, comenzó con 15 minutos de retraso, pero se jugó. Aunque la posibilidad de que se suspendiera estuvo en el aire durante bastante tiempo. Dos horas antes del inicio, una tromba de agua descargó sobre Sevilla y anegó el terreno de juego del estadio Sánchez Pizjuán. Una hora después, la lluvia remitía. Sin embargo, ni el árbitro, Velasco Carballo, ni los operarios encargados de achicar el agua se movieron. Finalmente, a las 20.30, el colegiado decidió que el encuentro se disputaría tras inspeccionar el estado del césped.

La preocupación se instaló en el Sevilla, consciente de que esas condiciones podían beneficiar al Athletic. Sus intentos para posponer el duelo cayeron en saco roto.

Ambos equipos saltaron a un campo salpicado de charcos, sobre todo en las bandas, pese a que los operarios, escoba en mano, trataron de eliminarlos. El balón pasó más tiempo en el aire que corriendo por el tapete ante la imposibilidad de darle continuidad con los pases cortos a ras de suelo. Así, no fue de extrañar que el gol del Athletic viniera por el aire y a balón parado. El córner botado por David López lo cabeceó Llorente, que sigue con su gran racha goleadora.

El Sevilla, que desperdició un penalti, necesitó un gran esfuerzo físico para remontar en condiciones tan duras. Y eso que en el horizonte, el próximo sábado, aparece el clásico sevillano contra el Betis. El conjunto bético, por cierto, anunció ayer que ha agotado las 850 entradas que el Sevilla le había ofrecido para el encuentro.