"Creo que han malinterpretado nuestro humor negro"
"A mediados de los ochenta, tocamos en televisión. E hicimos amistad con la gente de Radio Futura". A Jean Jacques Burnel (Londres, 1952) le cuesta recordar actuaciones de The Stranglers, su banda de hace 35 años, en España: las del pasado verano en el festival Summercase fueron casi una excepción. El bajista de padres franceses, licenciado en Económicas y sexto dan de kárate lidera en solitario la banda de Guildford desde 1990. Entonces se desligó el otro cabecilla, Hugh Cornwell; en 2006 lo hizo Paul Roberts, cantante durante tres lustros. Burnel ha vuelto al micro y, tras la buena acogida de sus dos últimos discos, el cuarteto precursor del punk y leyenda arisca del rock británico pasa hoy por Madrid en plena gira por 15 países.
Pregunta. ¿Podría ser ésta la última gira de The Stranglers?
Respuesta. Creo que será la última larga. Me encanta tocar, pero no hacer otra cosa resulta poco creativo, aunque intentemos variar cada noche. Prefiero componer y grabar.
P. La salud de Jet Black, su batería, tampoco ayudará...
R. Siempre ha tenido problemas, pero acaba de cumplir los 70 y el año pasado necesitaba oxígeno tras muchos conciertos. Él ha entrenado a su suplente habitual. Jet representa un pilar en la psicología de la banda. Empezamos ensayando en su casa y cuando su mujer le dio a elegir, nos prefirió a ella.
P. ¿Por qué abandonó el cantante Paul Roberts el grupo?
R. Le gustaba el estrellato, pero no la contribución. Y aquí hay que estar al cien por cien. Actúa en comedias navideñas. Lo que el mundo necesita: otro músico que pretende ser actor.
P. Lo dice por Hugh Cornwell, claro.
R. Sí, su marcha para iniciar una carrera en el cine fue en realidad una traición: llevaba seis meses ensayando con otro músico. Ahora que sólo toca para 50 personas en pubs, se dedica a explotar nuestro nombre escribiendo libros.
P. ¿Cuánto de agridulce tuvo su relación con el punk?
R. En los setenta, cuando teloneamos a los Ramones y Patti Smith, The Sex Pistols o The Clash ni siquiera existían. Luego nuestra ropa y la falta de contactos en los medios nos llevaron al ostracismo y a una mentalidad de gueto que nos hizo más fuertes.
P. ¿Qué le parecieron los Pistols en el festival Summercase?
R. Una comedia, un ballet de monos. Lo que siempre han sido, caricatura, aunque ahora resulte obvio.
P. ¿Por qué su empeño inicial en provocar al feminismo?
R. Creo que en realidad malinterpretaron nuestro humor negro. Costaba saber si hablábamos o no en serio. Y en cuanto a las chicas en topless sobre el escenario, fue iniciativa de mis compañeras de piso: querían mostrarse capaces de controlar a los hombres. Así fue: todos con una erección.
P. Tampoco participaron entonces en Rock Against Racism.
R. Porque para nosotros los movimientos pacifistas estaban financiados por Moscú. Y luchábamos de verdad contra el racismo. En Birmingham, cuando el público se metió con Steel Pulse, la banda reggae que nos teloneaba, salimos al escenario: si alguien tenía algún problema con ellos, también lo tenía con nosotros. Yo no veo colores, sólo personas.
The Stranglers actúan hoy en Joy Eslava a las 20.00. Precio: 25 euros.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.