Un luchador a la sombra de su padre
Coby Karl, hijo del técnico de los Nuggets, llega al Joventut tras superar dos cánceres, pasar por los Lakers y llamarle los Cavaliers
Apellidarse Karl en la NBA es un lujo, pero a la vez puede ser un pesado fardo. Lo sabe bien Coby, el escolta de 1,96 metros y 25 años que llegó ayer al aeropuerto de El Prat junto a su esposa y que posó con la camiseta de su nuevo equipo, el DKV Joventut, al hombro mientras sostenía con ambas manos a su perrito, Fracass.
¿Coby? Mucha gente cree erróneamente que George Karl, técnico de los Nuggets de Denver, en su momento el mejor pagado en la NBA, ex entrenador del Real Madrid en 1989 y en 1991 y ex seleccionador de Estados Unidos, bautizó a su hijo con el nombre de la mascota de los Juegos Olímpicos de Barcelona. Imposible. Coby, el jugador, nació mucho antes, en 1983, en un pequeño pueblo de Wisconsin. "Íbamos a ponerle Jonathan Joseph, como nuestros padres, pero no me sonaba muy bien para un atleta. Optamos por Coby Joseph. Coby Karl sonaba mejor". Ésa fue la decisión de George y de su ex esposa Cathy. El hecho de que uno de los mejores amigos de la familia fuera Coby Dietrich, ex jugador y compañero de George en San Antonio, influyó decisivamente. El futuro de Coby Karl estaba predestinado, pero el camino no iba a estar exento de dificultades.
"Pau me habló del equipo, llamó a Rudy y los comentarios fueron positivos"
La carrera del hijo de uno de los más famosos entrenadores de la NBA estuvo a punto de irse por la borda en dos ocasiones. Su padre superó dos veces un cáncer de próstata. A Coby le esperaba algo todavía peor. Después de despuntar en el equipo de la escuela de su pueblo, Mequeon, tuvo que someterse, en 2006, a quimioterapia debido a un tumor en la glándula tiroides. Se recuperó y empezó a despuntar con el equipo de la Universidad de Boise State, en Idaho. Un año después fue sometido a una operación de siete horas en que le fue extirpado el tumor cancerígeno. Eso fue en abril de 2007. Luego le llegó una oferta de los Lakers. Su paso por el equipo de Los Ángeles, la pasada temporada, fue visto y no visto: 17 partidos, apenas un puñado de minutos.
Tenía que foguearse.
Lo hizo en las Ligas de verano y acto seguido fichó por el Idaho Stampede, equipo de la Liga de Desarrollo, una competición antesala de la NBA, en el que promediaba 18,6 puntos, 4,4 rebotes y 5,5 asistencias. Hasta que la semana pasada le llegó la oferta del DKV Joventut. Su padre le explicó que se trata de uno de los mejores equipos de Europa. Coby habló con Pau Gasol. Ambos coincidieron el año pasado en los Lakers. "Él es de Barcelona y me habló del Joventut. Llamó a Rudy Fernández, que jugaba con ellos antes de ir a Portland, y todos los comentarios fueron positivos", explicó Coby a la prensa estadounidense. Pero antes de volar rumbo a Barcelona sucedió algo más. Le llamaron desde Cleveland.
Los Cavaliers, el equipo de Lebron James, el mismo que encabeza la clasificación de la NBA junto a los Lakers, le ofrecía un contrato por diez días. "Si esa oferta me hubiera llegado diez días antes, hoy probablemente estaría en Cleveland. Definitivamente, siento que he crecido como jugador. Por eso estoy aquí", explica el nuevo jugador verdinegro.
"Es muy fuerte. Sus largos brazos le ayudan a defender muy bien", afirma el entrenador del Joventut, Sito Alonso. "Esperamos que se adapte rápidamente al equipo y a la ACB".
"De mi nuevo equipo sólo conozco a Ricky Rubio de haberlo visto jugar el último verano. Estoy listo y ansioso por ponerme a las órdenes de Alonso", concluye Coby Karl. Hecho.
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