Imprevisible Valencia
Los de Emery reaccionan al final ante un Sevilla superior en la segunda parte
Lo imprevisible define al Valencia de Unai Emery. Capaz de lo mejor y de lo peor en el mismo partido, partidario de convertir cada cita en una montaña rusa. Que es lo que fue ayer su duelo con el Sevilla: apasionante, abierto, irracional. El equipo de Emery comenzó marcando los tiempos, se adentró en una segunda parte demencial y resucitó justo al final para reabrir la eliminatoria. El Sevilla, por su parte, se agarrotó en el arranque, despertó tras la reanudación a lomos de un Capel imparable y mordió el polvo antes de cerrar. Los porteros, el joven Guaita y el veterano Palop, se emplearon a fondo. Y entre tanta pólvora por ambas partes, un gol muy protestado de Adriano, que aparentemente estaba cuatro metros en fuera de juego. El Sánchez Pizjuán ofrece la próxima semana un segundo capítulo emocionante.
VALENCIA 3 - SEVILLA 2
Valencia: Guaita; Miguel, Maduro, Albiol, Moretti; Joaquín, Albelda (Edu, m. 75), Baraja, Vicente (Mata, m. 70); Silva y Villa (Morientes, m. 18). No utilizados: Salva; y Marchena.
Sevilla: Palop; Mosquera, Squillaci, Escudé, Fernando Navarro; Navas (Capel, m. 46), Romaric, Maresca, Adriano (Armenteros, m. 87); Renato y Luis Fabiano. No utilizados: Javi Varas; Prieto y Chevantón.
Goles: 1-0. M. 4. Adriano cede atrás y Villa aprovecha el regalo. 1-1. M. 52. Centro de Capel que cabecea Luis Fabiano. 1-2. M. 67. Adriano, tras una pared con Renato. 2-2. M. 83. Baraja, tras irse de tres contrarios. 3-2. M. 86. Mata, con la derecha.
Árbitro: Undiano Mallenco. Amonestó a Escudé, Maduro y Silva.
Unos 35.000 espectadores en Mestalla.
Capel hizo de lanzador del cuadro de Jiménez tras el bajón físico de Albelda y Baraja
Villa es el jugador que más cae en fuera de juego de la Liga. Y eso le molesta sobremanera. Sin embargo, también forma parte esencial de su juego. Vivir al límite, incrustarse entre la línea defensiva y el portero, y aprovechar todo lo que caiga en esa zona desprotegida. Como el pase errado hacia atrás de Adriano, con la derecha, su pierna mala, que dejó a Villa en un mano a mano con Palop. El Guaje se fue esquinando mientras el portero trataba de taparle todos los ángulos. Sin éxito. Villa encontró el contacto justo, raso y cruzado, en el momento adecuado. El vuelo de Palop llegó tarde.
El depredador Villa estaba hambriento y sus compañeros, que lo notaron, lo buscaron insistentemente hasta que se lesionó (minuto 15). Reaparecieron las molestias que arrastra en los músculos isquiotibiales. Le sustituyó Morientes, también aquejado de dolores en el hombro.
Tocado por tan inesperado golpe, el Sevilla tardó en reaccionar. Le costó desplegar su juego. Y probó desde muy lejos la supuesta inestabilidad del joven Guaita, que respondió con tranquilidad a esos tiros de fogueo. Al marcharse Villa, el Valencia perdió profundidad, cedió terreno al Sevilla, pero siguió presionando donde debía. Entre Romaric y Maresca, Baraja supo encontrar la serenidad para llevar el balón a las bandas. Allí sabía de la superioridad del Valencia, tanto en el caso de Vicente sobre Maresca como de Joaquín sobre Fernando Navarro. Éste acusó a Joaquín de darle un par de codazos. Y sí, el ex bético, confeso antisevillista, soltó el brazo derecho con una facilidad desacostumbrada. Su maestría, en cualquier caso, en el centro templado volvió a quedar demostrada. Tras uno de ellos, Palop, siempre tan motivado en Mestalla, le sacó una mano milagrosa a un disparo a bocajarro de Vicente.
Descontento Jiménez con el escaso rendimiento de Navas -sólo en una ocasión superó a Moretti-, lo suplió por Capel en el descanso. Para que jugara en la derecha, a pierna cambiada. Mano de santo para el Sevilla, que abrió un boquete por el flanco frecuentado por Capel. El extremo zurdo sevillista burló a Moretti hasta tres veces, de tres maneras distintas. En la tercera, tras un centro con la derecha, Luis Fabiano se adelantó en el salto a Guaita, que pagó la tibieza de su salida. El tiralíneas del Sevilla en el gol anunciaba un ciclón en el que la velocidad y el zigzagueo de Capel exploraron las grietas en un centro del campo valencianista muy cansado por su presionante primera parte. Es lo malo de la edad. Superados en ambos casos la treintena, Albelda y Baraja bajan en las segundas partes.
El Sevilla se había apoderado del centro del campo y Emery pensó en Mata para recuperar el aire. Sin sospechar que, antes, el cuadro de Jiménez se adentraría en el corazón valencianista. Fue una pared entre Renato y Luis Fabiano que, tras ser derribado el punta brasileño, aprovechó Adriano para marcar. Éste estaba al menos cuatro metros en fuera de juego, pero el árbitro asistente concedió el gol. Ante la sorpresa general. Emery, en todo caso, reaccionó. Sus postreras apuestas, Mata y Edu, resucitaron al Valencia. Lo apuntó Baraja y lo confirmó Mata. En un final enloquecido.
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