Tácticas para asaltar el trono
Murray, Federer y Djokovic prueban el 'sushi', la soledad y nuevas raquetas para batir a Nadal
Es la guerra y todo vale. Vale entrenarse con el 600º, el 700º o el 800º del mundo. Vale comportarse como un marine y viajar a Miami para engullir un banquete pantagruélico en busca del músculo perdido. Vale enclaustrarse en Dubai, lejos de las miradas curiosas, para curar el orgullo herido. Y vale sufrir, humillarse y cambiar de raqueta para hacer notar al mundo que allí hay una decisión radical, un gesto extremo, en busca del trono del mejor tenista. Son las estrategias que han tomado en la pretemporada los cuatro grandes. Son las tácticas de Rafa Nadal, que ayer debutó en el Abierto de Australia arrasando al belga Christophe Rochus (6-0, 6-2 y 6-2), y las maniobras del suizo Roger Federer, el serbio Novak Djokovic y el británico Andy Murray para preparar la pelea por el número uno.
Batido de proteínas. Bagels con crema de cacahuetes. Huevos. Yogur. Fruta. Ése fue el desayuno diario de Murray en la pretemporada, cuando se impuso un régimen de 6.000 calorías en el que el sushi, a razón de 24 piezas al día, ocupaba el papel principal. "Lo más difícil, el desayuno", dice el escocés, que alternó su dieta con extenuantes series de 400 metros en Miami con sus horripilantes repeticiones de pesas y con un lema clarificador: Hacia la victoria por el estómago.
Murray, que juega rodeado por banderas de Escocia, se paseaba el lunes a trompicones por el club de Melbourne sorteando panzudos seguidores y seguido por su preparador físico, otro alérgico a la tela. Marchaba así Murray, corriendo, porque quería evitar a los cazadores de autógrafos que merecen sus victorias: ayer, justo cuando más golpeaban los 39,7 grados de la eléctrica mañana de Melbourne, venció (6-2, 3-1 y retirada) al rumano Andrei Pavel. No pareció sentir que se movía sobre una pista hirviendo. Normal. Ha ganado cuatro kilos, hasta anclarse en los 85, y trabajó en el ardiente Miami con vistas al terrible calor de Melbourne. "Si descansas demasiado y no te entrenas con calor en diciembre, es duro", dice Murray, que espera a Marcel Granollers en la segunda ronda.
Djokovic, que se espatarra en las prácticas estirando una pierna hasta el hombro de su técnico, se entrenó en Montecarlo y las montañas de Austria para aprovechar los efectos de la altura en su cuestionada capacidad física. "Durante cuatro horas al día", explica Varda, su entrenador; "trabajábamos su fuerza y su resistencia. Tiene en su interior la meta de ser número uno y yo intento convencerle de que se concentre cada día, en cada partido, además de estabilizarle mentalmente y apoyarle".
Sí, Djokovic necesita apoyo: paga con mal juego un cambio de marca y tipo de raqueta que ha tenido un algo de avaricia y un algo de espuela. "Necesito tiempo para acostumbrarme mentalmente. No quiero hablar más de ello", cierra.
Federer volvió a desaparecer en una playa exótica, perdió peso y se encerró en su casa de Dubai. Buscaba soledad: "Necesitaba descansar, alejarme de todo, estar solo con mi novia. Ahora me siento mejor. He tenido una preparación decente".
Queda Nadal, que se entrenó en Mallorca con los chicos de Toni Colom, todos entre el 600º y el 800º. El objetivo está claro: ganar un grande y defender el número uno. "Menuda presión, ¿no?". "¿Presión?", contesta Nadal meditabundo; "si hay algo que me da el número uno no es presión, sino tranquilidad".
Otros resultados. Hombres: F. Verdasco-A. Mannarino (Fra.): 6-0, 6-2 y 6-2. N. Almagro-N. Massu (Chil.): 6-4, 6-4, 3-6, 5-7 y 6-3. M. Granollers-T. Gabashvili (Rus.): 6-4, 7-6, 4-6 y 6-0. G. Simon (Fra.)-P. Andújar: 6-4, 6-1 y 6-1. E. Gulbis (Let.)-A. Montañés: 6-3, 6-2 y 6-3. I. Karlovic (Cro.)-D. Gimeno-Traver: 6-3, 6-4 y 6-4. Mujeres: A. Medina-I. Holland (Aus.): 6-1 y 7-5. M. J. Martínez-T. Tanagugarn (Tai.): 7-5 y 6-3. C. Suárez-R. Vinci (Ita.): 7-5 y 6-4. S. Karatantcheva (Bul.)-N. Llagostera: 2-6, 6-1 y 6-2.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.