Con títulos no basta
España se fija en cómo explota sus éxitos Francia, favorita del Mundial de balonmano
Si alguien le pregunta cuál es la selección a la que más teme en el Mundial de Croacia, la respuesta de Valero Rivera es Francia. "Para mí, hay dos equipos que decidirán la historia de este campeonato: Francia, porque es el mejor y el actual campeón olímpico, y Croacia, porque contará con el factor público", dijo en Split. Ayer, Croacia debutó ante Corea del Sur (27-26) y su afición demostró hasta dónde puede llegar.
Entre los aspirantes al título también están España, Alemania y Dinamarca. España, que debuta hoy frente a Kuwait (16.30, Teledeporte), decidirá su futuro ya en la primera fase. La selección de Rivera empieza con dos partidos cómodos ante Kuwait y Cuba. Pero después prosigue frente a Suecia y Croacia, dos partidos determinantes porque le darán o quitarán puntos con vistas a la segunda fase. "Ganar a Suecia es ineludible", asegura Rivera. Pero España deberá superar también a Croacia o a Francia, ya en la segunda fase, para entrar en las semifinales.
Sacar partido
España enseñó a Francia las bases del balonmano internacional hace 25 años, pero el equipo francés ha despegado de forma espectacular. Sus títulos de campeón mundial en 1995 y 2001 reimpulsaron este deporte en Francia y permitieron el mantenimiento de un equipo de alto nivel que ahora se está renovando porque perderá en pocos años a piezas fundamentales. El adiós de Richardson fue el primer golpe y en Croacia puede acusar la ausencia del pivote Gille. Pero manteniene un gran bloque en la primera línea: Karabatic, Narcisse, Fernández y Abati.
Francia supo aprovechar su momento. Cuando llegaron los éxitos, logró más dinero y más espacio mediático para su deporte. Y ahora, tras ganar los Juegos de Pekín, espera doblar los ingresos por patrocinadores y pasar de tres a seis millones de euros, aumentar de 450.000 euros a dos millones sus contratos con televisión y crecer en unos 300 espectadores de media por partido además de aumentar en 20.000 licencias y llegar a 385.000.
Son cifras importantes, sobre todo si se comparan con el poco rendimiento que sacó la federación española por la presencia de Iñaki Urdangarín -miembro de la Familia Real- en la selección y del título mundial de Túnez en 2005. España sigue anclada en 85.000 licencias. El nuevo presidente, Juan de Dios Román, tiene la lección aprendida: con títulos no basta.
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