La obra de Manuel Boix también triunfa en Francia

Tras su éxito en Alemania con su exposición antológica en Maguncia, la obra del artista Manuel Boix también ha triunfado en Francia. Hoy se clausura Manuel Boix: Oeuvre graphique et imprimé, la exposición que ha ofrecido durante tres meses en el Couvent des Minimes de Perpiñán un repaso a la trayectoria del pintor y escultor valenciano (L'Alcúdia, 1942) que fue Premio Nacional de las Artes Plásticas en 1980.

La muestra se fundamenta en la que ya ofreció el Consorcio de Museos de la Comunidad Valenciana en 2006 en el Centro del Carmen de Valencia bajo el título Manuel Boix: obra gràfica i impresa, comisariada por Abel Guarinos. Una exposición que fue la más visitada aquel año en Valencia y que viajó en 2007 a la Lonja del Pescado en Alicante. Ya en junio de 2008 la obra comenzó su itinerancia en la ciudad alemana de Maguncia.

La estancia de las obras de Manuel Boix en Francia ha supuesto un éxito de la crítica. Y la repercusión mediática de sus cuadros ha desembocado incluso en que la galería francesa Àcentmètresducentredumonde haya pedido al artista que el año próximo exponga allí su obra.

Ahora, las 400 obras expuestas en Perpiñán, que incluían grabados, serigrafías, carteles, libros de artista y otra obra gráfica, menos conocida que sus esculturas o su obra pictórica, regresarán a la Comunidad Valenciana, con la intención de ser mostradas de nuevo al público en el Museu de Cultura de Benicarló (Mucbe), exposición que estará abierta entre el 27 de febrero y el 5 de mayo.

Entre los últimos trabajos destacados de Boix sobresalen los dibujos que realizó sobre las figuras literarias de Tirant lo Blanc y el Quijote en la edición que la editorial Bromera dedicó a las obras de Joanot Martorell y Miguel de Cervantes, obras que ya constituyeron una exposición en 2006 en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Alicante.

Boix, que se formó en la escuela de Bellas Artes San Carlos de Valencia, fue uno de los introductores del nuevo realismo en España en la década de los sesenta. Después de una larga estancia en Nueva York en los ochenta, diversificó en varios campos del arte: pintura, escultura, libros, obra gráfica y carteles. Además del Premio Nacional de Artes Plásticas de 1980 obtuvo el Premio Nacional de Diseño en 1986 por las ilustraciones del libro El pardalet sabut i el rei descregut, de Josep Palomero.