El 'blanquito' de Alaska
El escolta Oleson, debutante con el Fuenlabrada, lucha por ser el máximo anotador
Pocos pueden presumir de tener un día dedicado a su persona. Los elegidos. O los santos. En Fuenlabrada hay uno del primer grupo. Se llama Brad Oleson y el 24 de abril se conmemora su nombre en el pueblo alaskeño de North Pole. "Todavía me llaman mis amigos para recordármelo", comenta avergonzado el escolta del Fuenla, que anotó el sábado 25 puntos fundamentales para derrotar al Iurbentia y acercar a su equipo a la Copa; "me nombraron mvp de un torneo que ganó mi universidad, Alaska Fairbanks (UAF). El alcalde de mi pueblo, North Pole, decidió hacer de ese día el Brad Oleson Day. En mi tierra están un poco locos...".
El estadounidense Oleson es la revelación de la ACB. Tras 16 jornadas, lucha con Rakocevic por el galardón de máximo anotador. El serbio, de momento, le mantiene a raya por apenas un punto: 302 frente a 301 en los 15 partidos que han disputado. Neófito en la alta competición, la sorpresa de su irrupción comienza a diluirse. Aunque sus rivales le reciben aún con cierto pánico. "No crea, algunos todavía me preguntan quién soy", subraya el zurdo. Oleson firmó este verano con el Fuenlabrada tras dejar con polémica al Rosalía, de la LEB. El club gallego, tras denunciar su fichaje alegando que tenía contrato en vigor, aceptaron hace dos semanas una compensación económica.
A Santiago llegó cuando el Rosalía jugaba la LEB 2, la tercera división del baloncesto español. Hijo de un empleado minero y una asistente dental, Brad dejaba atrás Alaska para ganarse el pan en otro continente: "En mi país es imposible ganar dinero en otra Liga que no sea la NBA. Ni siquiera en la NBDL [Liga de Desarrollo]. Y los contratos no están garantizados. Juegas una semana y pueden cortarte en la siguiente. En España ganaba más incluso jugando en la LEB". Tampoco el baloncesto estadounidense le atraía demasiado. Tras graduarse en sociología, Oleson abandonó la UAF para jugar en Dodge City Legend, en una Liga menor. "Allí era el único blanco entre negros. Me veían pequeño, con 1,91 metros, y me retaban a unos contra uno. Era terrible. Escuchaba a todos decir '¡a por el blanquito!", recuerda Oleson, que no sueña con la NBA; "en España estoy cómodo. Mi estilo es más europeo, menos individualista".
Su entrenador en la UAF, Al Solkaitis, solía decir que Brad "es un talento que pone su virtud a disposición del equipo". Así lo confirma Luis Guil. El entrenador fuenlabreño fichó al jugador para cuatro temporadas. "Escolta, blanco, sin experiencia en alta competición... ¡Era un riesgo!", recuerda Guil sobre el chico de Alaska que había guiado el curso pasado al Rosalía a las eliminatorias de ascenso a la ACB con 17,8 puntos de media; "tenía claro que triunfaría en la máxima categoría porque siempre mejoró sus números a medida que subía categorías". Se habla de su capacidad anotadora porque ha anotado casi un 50% de sus tiros de tres (37 de 75), una estadística en la que sólo le supera Taquan Dean, del Murcia. Pero Guil advierte otra virtud: "Sus pies. La movilidad de sus pies es espectacular. Para saltar, para defender, para equilibrarse...". Oleson no es sólo un tirador: "Muchos anotadores se despreocupan de defender, pero yo soy extremadamente competitivo. Quiero ganar. Y los equipos que triunfan son los que mejor se defienden. Como en la NBA. Los Suns de Phoenix juegan bonito, ¿pero quién ha ganado el anillo? Los Celtics y... su defensa".
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