Nina Foch, fascinante actriz de reparto

La actriz Nina Foch ha muerto a principios de este mes a los 86 años en California, tras haberse sentido enferma mientras impartía clases de interpretación, una actividad que desarrollaba desde que ella misma fuera alumna del mítico Lee Strasberg. Foch alternaba su magisterio con intervenciones en series de televisión. Era una de esas actrices de reparto que dejaban huella en las películas en que intervenía aunque su cometido fuera discreto. Alta, rubia, elegante, sofisticada, con sentido del humor y magníficas dotes para la interpretación, se adaptaba con facilidad a cualquier tipo de personaje. Basta recordar a la millonaria caprichosa que intentaba seducir a Gene Kelly en Un americano en París (1951); a la Maria Antonieta de Scaramouche (1952); a la hija del Faraón que protegía al niño Moisés en Los diez mandamientos (1956); a la caprichosa contratadora de gladiadores de Espartaco (1960) o, a la altruista secretaria de La torre de los ambiciosos (1954), por el que fue propuesta al Oscar.

Nació en Holanda, de un concertista de piano y de una actriz de cine mudo que se divorciaron siendo ella pequeña. La madre se la llevó a Nueva York y allí Nina Consuelo Maud Fock, su verdadero nombre, estudió piano, pintura y escultura, aunque sus esfuerzos principales se orientaron hacia el teatro, logrando debutar en Broadway a los 19 años.