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Las costuras del PP de Camps quedan a la vista

Los congresos provinciales evidencian las debilidades del presidente regional

Cuatro años después, Francisco Camps sigue teniendo los mismos condicionantes en el PP con los que arrancó su liderazgo orgánico en 2004. Una oposición interna en Alicante capaz de plantarle cara y derrotarle y una estructura provincial en Castellón que no responde a sus intereses, sino a los de un aliado tan incómodo como imprescindible: el presidente de la Diputación de Castellón, Carlos Fabra, imputado en varios delitos contra la Administración y delito fiscal. De hecho, los congresos provinciales han vuelto a dejar a la vista las costuras de un liderazgo, el de Camps, que el pasado mes de octubre acudió al congreso regional con el aval de todos los presidentes locales y provinciales del PP y libre de hipotecas.

La confrontación en Alicante se trasladará a los cónclaves locales

El secretario general del PP, Ricardo Costa, fue ayer el encargado de intentar despachar con celeridad la resaca postcongresual. Y para ello optó por suprimir las habituales fanfarrias que acompañan la valoración de los actos del PP e insistir en las críticas al presidente Zapatero.

Así, Costa aseguró que "la dirección regional está plenamente satisfecha" con el resultado de los congresos provinciales, pero también adelantó que "si esa confrontación de ideas se traslada a las juntas locales será un ejemplo de la vida interna del partido".

Una batalla que en la provincia de Alicante amenaza con prolongarse durante meses entre los seguidores de Camps y los del reelegido presidente provincial, José Joaquín Ripoll, en los congresos locales. De hecho, Miguel Peralta, coordinador general del PP provincial, reconoció: "Se está produciendo una fractura política del partido en localidades donde estaba perfectamente consolidado, como Alcoi, Villena, Dénia y Alicante, por citar sólo algunas ciudades".

La alcaldesa de Alicante, Sonia Castedo -número dos de la candidatura campista que encabezaba Manuel Pérez Fenoll y que perdió por cinco votos frente a la de Ripoll-, confesó ayer ante los periodistas sentirse "reforzadísima", ya que casi la mitad del PP les apoyó. Por eso, aseguró sentirse "ilusionadísima" para seguir luchando por el poder orgánico y anunció que se presentará, "seguro", a la presidencia local del PP en Alicante.

Pero esta no será la única pugna entre las dos facciones enfrentadas. En Torrevieja el alcalde, el campista Pedro Ángel Hernández Mateo, competirá con el diputado provincial, Domingo Soler, afín a Ripoll. Y también se plantearán otras batallas en ciudades como Benidorm o Dénia.

Una guerra que tendrá, previsiblemente, repercusión en el reparto de los presupuestos. Seguidores de Ripoll denunciaron que en algunos municipios se amenazó desde la Generalitat a varios alcaldes con retirarles proyectos si no votaban a favor de Fenoll.

La situación en la estructura provincial del PP de Castellón no es tan complicada para Camps pero obliga a realizar una gestión más compleja. Con Carlos Fabra pendiente de los tribunales y reforzado orgánicamente, el jefe del Consell tiene poco margen de maniobra y queda a la espera de que el propio presidente de la Diputación de Castellón o un fallo judicial modifiquen el statu quo actual.

El congreso provincial del PP de Valencia es el que menos quebraderos de cabeza le ha dado a Camps el pasado fin de semana. Aunque en privado fuentes del PP no ocultan su temor por los excesos verbales de un Alfonso Rus que se postuló hace cuatro años por sorpresa -incluida la del propio Camps- y que ha sabido levantar una estructura con la que construir su propio espacio político y revalidarse.

Así las cosas, el fin de semana congresual deja a Camps con nuevos quebraderos de cabeza. Aunque, como recordó Costa ayer, "el mensaje del presidente es unidad". "Ahora trabajamos por seguir adelante", dijo. Será por eso que Camps, ante el abucheo de que fue objeto a su llegada al congreso de Alicante, afirmó: "Cada vez que vengo a Alicante me siento más arropado".

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