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"Me moriré antes de que mi casa esté arreglada"

Los vecinos desalojados en Valencia no saben cuándo regresarán

No es cuestión de días. Las 27 familias desalojadas el jueves del número 2 de la calle del Pintor Monleón de Valencia, esquina con Eduardo Boscá, tendrán que esperar para regresar a sus casas. Tal vez varios meses. Ayer, bajo control policial y supervisión de los bomberos de Valencia, varios de los vecinos que están fuera de su casa por los riesgos derivados de los defectos constructivos detectados en la finca, accedieron a sus pisos para recoger algún enser más. De tres en tres, desde la planta más alta (el edificio tiene ocho) a la más baja. La familia De la Osa fue una de las primeras en entrar por la tarde. Han vivido en la puerta 1 toda la vida. Los hijos se fueron casando y marchando, el marido falleció y se quedó sola una mujer de 85 años que no quiso renunciar a su independencia. "Mi madre está desolada. Tiene una enorme pena. La pobre solo repite: 'Me moriré antes de ver arreglada mi casa". El día del desalojo una de las hijas vino a buscarla. Metieron ropa en una maleta, algunas medicinas y sobre todo "la teleasistencia". Dispone de ese servicio de Cruz Roja. "Es muy importante para nosotros porque yo me la he llevado a casa pero trabajo y está igualmente sola". Ayer recogió de la vivienda algunas cosas más. "Pero me han dicho que la próxima vez será para recoger la ropa de verano, imagínese".

"No podemos estar realojados mucho tiempo, tendremos que alquilar un piso"

Isabel también acudió ayer a recoger alguna cosa. Vive en el quinto. Hace un año hicieron catas en dos pisos de su rellano. Ni una grieta. "Y de pronto, aunque ya sabíamos que había problemas en los cimientos, vengo de trabajar a las siete de la tarde y me encuentro bomberos, policías, un montón de gente y plazo hasta las 12 para sacar mis cosas. Hice una maleta y con eso me he ido a casa de mi suegra, sin saber hasta cuándo".

Primos, hermanos, suegros, padres e hijos están acogiendo a los desalojados. Pero hay quien no puede compartir casa a largo plazo. Algunos están buscando un piso para alquilar. "No puedo estar realojada. He hablado con el arquitecto y parece que el Ayuntamiento dice que a través de servicios sociales podemos optar a viviendas reservadas para estos casos. Ya veremos", dice una vecina de la octava planta. Según su relato, "aquí ha habido un caso Marbella pero nadie se dio cuenta". Ahora, cuando arquitecto y aparejadores dicen que si se usó el peor cemento posible, que si los hierros tenían que haber sido retorcidos y no lisos, que si las columnas estaban degolladas porque les faltaba cemento, que si faltan muros de carga, a casi nadie le pilla por sorpresa. El constructor, ya fallecido -la finca tiene 60 años- levantó varias fincas en Valencia y todas han tenido problemas similares y pasó por la cárcel. Ayer, un goteo de vecinos entró a sacar cosas y a comprobar si los apuntalamientos se estaban realizando. Los del garaje, sí. Los de establecimientos comerciales, no, por falta de puntales. Está previsto que se realice hoy.

Los números 24 y 26 de Eduardo Boscá, que junto al 2 de Pintor Monleón forman un edificio sobre la misma base, continúan ocupados y los comercios, abiertos. Un estudio geotécnico despejará algunas dudas la próxima semana sobre la evolución de las tareas en la construcción.

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