¿Hacia dónde va India?
Los atentados terroristas en India han creado un campo de minas político. Mientras se pone fin a la masacre de Bombay, que ha causado al menos 130 muertos y casi 300 heridos, la siguiente prioridad es mitigar las consecuencias.
India no es ajena a esas tareas, pero el hecho de que los ataques fueran dirigidos contra turistas y contra lugares emblemáticos del distrito financiero convierte su esfuerzo de recuperación en un asunto especialmente delicado. El primer ministro, Manmohan Singh, se está viendo arrastrado en dos direcciones.
En su país, las elecciones nacionales deberán celebrarse en mayo de 2009. El Partido del Congreso, que lidera la terriblemente débil coalición gubernamental, no tiene una economía fuerte con la que presentarse. Los bancos del país no parecen tener problemas, pero las bolsas locales siguen estando más de un 50% por debajo de su cotización de enero. La inflación desbocada sigue siendo un problema, algo especialmente duro para los pobres. Esa cuestión ayudó a desbancar en 1998 al BJP, ahora en la oposición.
Los horribles atentados dan a Singh una oportunidad política. El Gobierno ya está siendo acusado de mostrar debilidad contra los militantes islamistas. Los hindúes componen el 80% de la población, con lo que acusar al vecino musulmán es muy útil para ganar votos. Singh ya ha apuntado eficazmente su dedo acusador contra Pakistán.
Pero la comunidad internacional preferiría que India usara otra retórica más suave. El nuevo presidente de Pakistán, Asif Zardari, es un líder débil que necesita toda la ayuda que pueda conseguir para despolitizar un Ejército poderoso y dotado de armamento nuclear. Las relaciones entre ambos países han sido históricamente tensas y sangrientas. Incluso una posible escalada de la violencia fronteriza dañaría más todavía la reputación de India entre políticos, turistas y empresarios.
Singh necesita mantener en pie las empresas indias si quiere mantener el crecimiento económico del próximo año en el 7,5%. India es todavía un mercado parcialmente cerrado, pero en el primer trimestre del año atrajo 15.500 millones de euros en inversión extranjera directa, un aumento del 166% respecto al año anterior. Y aunque el turismo constituye sólo una fracción de su economía de 770.000 millones de euros, es fundamental que India se perciba como un destino seguro.
A Singh le resultará difícil mantenerse en el poder, proteger el crecimiento económico y conservar la calma geopolítica. -
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