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Necrológica:'IN MEMÓRIAM'
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Julián Arévalo Arias, ex secretario de Estado de Defensa

Julián Arévalo es una figura muy representativa de una generación en la que abundan personajes que supieron compaginar el compromiso político y el rigor profesional al servicio del Estado. Nació hace 65 años en Madrid, donde falleció el pasado lunes.

Economista formado en la agitada universidad de los años sesenta, Arévalo destacaba ya en las asambleas estudiantiles por su discurso brillante, antisectario y sin la farragosidad ideológica del momento. Para él era más importante acabar con la dictadura y llevar a España a la normalidad democrática y la modernidad económica y social que las posiciones partidistas o de poder, actitud que mantuvo toda su vida. No obstante se afilió al FLP (Frente de Liberación Popular, conocido también como felipe), cantera de numerosos dirigentes y altos cargos del PSOE dos décadas más tarde.

En los setenta ingresó en el Partido Socialista, pero nunca fue una persona típica de partido. Su intuición y su independencia de criterio le alejaban del modelo de afiliado complaciente con la dirección. Sin embargo, su lucidez crítica estaba enmarcada por una enorme lealtad y suavizada por un carácter siempre afable. Dinámico, comunicativo y con una gran capacidad para hacer amigos en todos los ámbitos, era capaz de crear equipos homogéneos con personas de convicciones diversas.

Como casi todos los economistas de la época tuvo que completar su formación profesional con el trabajo práctico. Desde el principio se orientó al servicio del Estado, especializándose en el sector de la agricultura y el de las estructuras comerciales. Prestó servicios en Mercorsa e Iresco, organismos autónomos del Ministerio de Agricultura y Comercio. Más tarde colaboró en el Ministerio de Economía con el equipo de José Luis Leal, en aquellos años de la Transición y de la crisis económica que la acompañó.

Confirmada su vocación por la función pública, ingresó por oposición en el Cuerpo de Administradores Civiles del Estado (1973) y posteriormente en el de Inspectores Financieros y Tributarios (1981), pero tampoco era un funcionario clásico. Su imaginación, su iniciativa y su contagioso entusiasmo le elevaba sobre el camino trillado de los reglamentos y el procedimiento administrativo.

En los primeros Gobiernos del PSOE, Arévalo se encargó de la Subsecretaría de Agricultura con Carlos Romero como ministro. Fueron años de preparación y consolidación del ingreso de España en la UE en la que ambos desplegaron una intensa labor política y de gestión administrativa. En 1991 volvió a las estructuras comerciales como presidente ejecutivo de Mercasa.

En 1993 dio un giro a su trayectoria de servicio al Estado aceptando mi propuesta para ocupar la Secretaría de Estado de Administración Militar, en el Ministerio de Defensa. En aquellos años de dificultades presupuestarias, nuestras Fuerzas Armadas prosiguieron la reforma de tamaño y estructura y su preparación e imagen se pusieron en valor participando en misiones internacionales.

Juntos trabajamos para que se conociera mejor a nuestros militares, entre los que hizo grandes amigos. Juntos batallamos, sabiéndonos perdedores de antemano, por la pervivencia de un servicio militar de concepción moderna como mínima vinculación de los jóvenes al Estado democrático. Como colaborador era un lujo y una fuente de ideas y de experiencia.

Volvió de nuevo, como inspector, al Ministerio de Economía y Hacienda y liberado de altas responsabilidades pudo disfrutar, con su eterna vitalidad, de lo que más le gustaba: la vida de familia con sus cinco hijos, los viajes a lugares distantes para entender mejor el mundo, las lecturas infatigables y las tertulias con los amigos, sin decaer su dedicación al trabajo bien hecho.

En los últimos años presidió, con la eficacia de siempre, la Sociedad Estatal de Caución Agraria. Su salud, afectada por una afección hepática crónica, se fue debilitando sin mermar su carácter. Hasta el último momento ha conservado su compromiso profesional.

Adiós a un gran servidor público y un gran amigo.

Julián García Vargas, ex ministro de Defensa (1991-1995).

Julián Arévalo Arias, en 1994.
Julián Arévalo Arias, en 1994.EFE

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