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¿Dónde está la madrastra?

Joan Font lleva al Liceo su adaptación de 'La Cenerentola'

Ver el Liceo lleno de niños es todo un espectáculo. Está a punto de comenzar La Ventafocs -adaptación para el público infantil de La Cenerentola, creada por Joan Font a partir de su montaje de la divertida ópera de Rossini- y en las butacas del coliseo lírico barcelonés se sientan diminutos espectadores, acompañados de sus familiares y amigos. Tienen ganas de pasarlo bien y no lo disimulan.

El director de Comediants sabe que en su oficio lo más difícil es captar la atención de los más pequeños. Para conseguirlo se ha sacado de la chistera un divertido personaje, una rata que cuenta la historia de la Cenicienta de la forma más sencilla y directa posible, siguiendo el ejemplo de Papageno en La pequeña flauta mágica, el mayor éxito del Liceo en el terreno de las adaptaciones operísticas para público infantil, también dirigida por Font.

Buenas intenciones

Los demás personajes de La Ventafocs hacen lo que se suele hacer en cualquier ópera, cantar, aunque en esta ocasión, en lugar de hacerlo en italiano lo hagan en catalán para facilitar la compresión de la historia. Las buenas intenciones, sin embargo, no bastan, a pesar del esfuerzo de una compañía de jóvenes cantantes y músicos que se deja la piel.

Cuando los niños empiezan a mirar a cualquier lado menos al escenario, es que las cosas no funcionan bien. "Papá, ¿falta mucho?", pregunta en voz baja Marcel, un niño de seis años, tras media hora de espectáculo. "A mí me gusta mucho cómo cantan, el vestuario y la historia, me lo he pasado muy bien", explica al final de la función Javier, de 13 años, estudiante de música. "Pues yo creo que sería mejor que hablaran más y cantaran menos", rebate a su lado María, de nueve años, que estudia guitarra.

Lo que llevan peor los más pequeños que conocen el cuento de La Cenicienta es la ausencia de algunos personajes emblemáticos de Charles Perrault que Rossini hizo desaparecer en su ópera, en especial el hada madrina y la madrastra, sustituida por un padrastro, Don Magnífico. El montaje, con adaptación musical de Albert Romaní y libreto de Joan Font y David Pintó, mantiene las arias y escenas más conocidas en un resumen de la obra rossiniana que dura cerca de una hora, con acompañamiento instrumental de piano y fagot. Tras unos días de funciones escolares, las sesiones familiares se retomarán el fin de semana.

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