"Se puede recuperar la memoria cuando no existe la violencia"
Alan Smith dirige desde 2001 la cátedra Unesco de Educación de la Universidad del Ulster. Ayer habló de su experiencia en un seminario sobre Educación para la Paz y los Derechos Humanos, que hoy se clausura en Vitoria.
Pregunta. Irlanda del Norte lleva casi una década de paz, ¿Cómo es el día a día en la educación de sus jóvenes?
Respuesta. Hay dificultades en algunas zonas, más que por razones políticas, por los conflictos todavía evidentes entre las dos comunidades, que se agravan en la manifestación de la expresiones como los desfiles. En Belfast o en Derry, sobre todo, la segregación es frecuente en la vida cotidiana y todavía se moviliza a los jóvenes para la agitación política. Y esta segregación se refleja en la educación: sólo un 3% de nuestros jóvenes [católicos o protestantes] acuden a escuelas comunes.
"En la superación de los conflictos, el silencio no funciona"
P. Entonces, la paz política ha sido más fácil que la paz de la memoria y de las relaciones cotidianas.
R. La vida en los barrios mantiene la ansiedad y el miedo de una comunidad respecto a la otra. El gran asunto en Irlanda ahora es cómo nos enfrentamos al pasado, diez años después: ¿qué contamos a la próxima generación de jóvenes y niños?, ¿qué pasó y por qué?
P. Irlanda ya vivió una guerra civil en los años 20; acaban de cerrar otro conflicto ¿Cómo afrontan la memoria de estos enfrentamientos?
R. Las generaciones que vivieron la guerra civil en Irlanda sufrieron mucho, con divisiones entre las propias familias, un sufrimiento que se solucionó con el silencio. Pero esto no funcionó: los partidos políticos en Irlanda hoy son reflejo de aquella guerra. Y tuvo como consecuencia que en el conflicto reciente se optara por el silencio ante la violencia e incluso, como denuncian las víctimas, los actos de terrorismo llegaran a adquirir cierto glamour. Ahora, la mayoría tiene claro que ha llegado el momento en que se ha de reconocer todo lo que ocurrió, quién es el responsable de cada acto y por qué. Y se puede llevar a cabo este proceso de recuperación de la memoria porque no existe la amenaza de la violencia.
P. Usted ha estudiado también la situación de los Balcanes.
R. Acabo de estar en Bosnia hace dos semanas. Muchos jóvenes se hacen las mismas preguntas que los jóvenes en Irlanda: "No sabemos lo que pasó ni por qué"; "No nos explican nada en la escuela. La única referencia es la familia y las historias personales de la guerra". En la escuela, los jóvenes reciben diferentes visiones de los acontecimientos, dependiendo de dónde estudien. La Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa afirma que esta educación interesada, que refuerza la visión de que las personas son étnicamente diferentes, es la mayor amenaza para la seguridad en los Balcanes. Allí la educación no hace nada para prevenir el olvido y que surja, en un par de generaciones, un nuevo conflicto.
P. Por lo que sugiere, en Irlanda del Norte, la educación se ha convertido en primordial.
R. Nuestros jóvenes también escuchan en casa versiones de lo que ocurrió, no cabe duda. Por eso, nuestro reto es: ¿cómo les enseñamos la verdad, sabiendo que una verdad única y objetiva es muy improbable? Hay quien apuesta sólo por la enseñanza de múltiples versiones de lo que ocurrió, pero el peligro de esto es que los niños piensen que todas tienen el mismo valor. Hay que mostrar varias perspectivas, pero los jóvenes deben tener las herramientas para valorar las pruebas que se les ofrecen con el fin de que lleguen a una versión propia desde el pensamiento crítico.
P. O sea, la recuperación de valores básicos de convivencia.
R. Por supuesto. La educación por la paz o para la ciudadanía se basa en los valores de los derechos humanos. Después del acuerdo de paz, esto es posible, porque durante el conflicto había quien había politizado los derechos humanos con una visión local, cuando el respeto a la vida, la igualdad, etc., son referentes universales.
Alan Smith
- Alan Smith (Belfast, 1954) ha vivido en primera línea los enfrentamientos entre católicos y protestantes que marcaron la segunda mitad del siglo XX de Irlanda del Norte. Su reconocida experiencia le ha llevado a asesorar al lehendakari en los últimos años en su plan de educación para la paz.
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